Tengo que reconocer que Debian 8 Jessie me parece una versión bastante prometedora. Le di una oportunidad en mi netbook, el mismo ordenador que utilicé para realizar ciertas pruebas superficiales a Fedora 21 Workstation, obteniendo un buen sabor de boca entonces.
Antes de instalar Debian, mi netbook utilizaba Ubuntu con Unity, que se mostraba demasiado pesado, y con tan solo tener Firefox y Google Chrome abiertos a la vez la experiencia de usuario caía en picado, así que decidí darle una oportunidad a Debian 8 Jessie, pero cambiando GNOME por XFCE para ahorrar recursos y así prescindir de la aceleración 3D tan requerida por los entornos pesados, GNOME 3 y KDE.
Aspecto
¿Cómo lucirá el próximo gran lanzamiento de Debian?, pues abajo os dejo algunos pantallazos sobre cómo quedará, porque en su actual estado será complicado ver algún cambio radical.
Al usar Debian un software algo más anticuado que otras distribuciones con el fin de garantizar la estabilidad, el usuario no va a encontrar detalles que le sorprendan. Aquí podéis ver XFCE 4.10, GNOME Shell 3.14.1 y KDE 4.14.2. Honestamente, el wallpaper de Debian Jessie luce en mi opinión peor que el de la versión anterior, mucho más elegante, además que KDE muestra un aspecto un poco cutre y encima no instala por defecto los paquetes de traducción (he instalado varias veces la versión netinst sobre una máquina virtual VirtualBox).
Debian sigue siendo Debian
La principal novedad de Debian 8 Jessie es, como no, el más que polémico systemd. El init de Freedesktop.org e impulsado sobre todo por Red Hat ha sido el protagonista de uno de los debates más agrios que se recuerdan en el mundo de GNU/Linux. Meses después de decantarse por systemd, unos desarrolladores que no estaban de acuerdo pusieron sobre la mesa una Resolución General, a través de la cual querían convertir Debian en una distribución “agnóstica” a nivel de init, con la posibilidad de implementar systemd, Upstart o el que el usuario quisiese. El debate se volvió bastante duro, con dimisiones por parte de muchas personas, tanto a favor de la Resolución General como en contra. Después de volver rojo el agua del mar, se decidió tumbar la Resolución General y systemd se consolidó, provocando el nacimiento de una bifurcación por parte de aquellos que estaban en contra de systemd, Devuan.
¿Qué resultado ha traído esta decisión?, ¿se ha convertido Debian en una aberración transgénica repleta de cosas de Red Hat pero usando paquetes Deb y APT? Quizá los sysadmins más experimentados vean un ogro en systemd, sin embargo un usuario avanzado no notará un salto tan brusco como el que muchos podrían imaginar. Si, Debian por suerte sigue siendo Debian y mantiene buena parte de sus virtudes y características con el salto a systemd, no se ha convertido ni por asomo en un híbrido con Red Hat. Los usuarios más básicos de la distribución notarán sobre todo que el manejo de los servicios es diferente, cambiando toda la sintaxis de los comandos. Obvio, se trata de systemd y aquellos que ya lo hayan manejado no verán nada extraordinario, ni que no conozcan, aunque quizá se sorprendan al ver que los servicios siguen iniciándose por defecto junto al sistema después de ser instalados, una característica que yo solo he visto en las distribuciones basadas en Debian (si no me falla la memoria).
Luego la configuración de los servicios no ha cambiado mucho, siguiendo la base de versiones anteriores y que también está presente en Ubuntu. Apache 2 sigue teniendo sus directorios de configuraciones y dominios virtuales disponibles y activos, y VSFTPD sigue teniendo un simple fichero dentro de la subcarpeta /etc, mientras que en otras distribuciones como las basadas en Red Hat (¿o tendría que decirse Fedora?) este demonio de FTP tiene su propia subcarpeta. En resumidas cuentas, los servicios han cambiado en la forma en que se activan, pero no en la forma en que se configuran.
Se que estoy mezclando cosas que no tienen que ver con systemd, pero solo quería mostrar que el usuario no encontrará nada de Red Hat en Debian, o al menos nada que no sea un componente muy básico del sistema que posiblemente esté desarrollado por la empresa estadounidense.
Por otro lado systemd no solo cambia la forma en que se activan los servicios, también tiene otras virtudes, como el dar cierta homogeneización a un sistema operativo que siempre ha sido una mezcla de proyectos un tanto inconexos, además de mejorar de forma más que palpable el tiempo de arranque y apagado del sistema operativo, siendo esta última operación prácticamente instantánea en mi netbook.
Systemd le ha sentado de maravilla a Debian, que por fin ha jubilado un init anticuado como lo es sysvinit. Aparte de aportar claras mejoras al sistema operativo que nos ocupa, y con una excelente implementación por lo que he podido ver, systemd se muestra como un excelente estándar para GNU/Linux.
Las redes son otro punto a tener en cuenta, porque Debian conserva el mismo esquema a la hora de nombrar las redes, manteniendo los famosos wlan y eth, frente a la más reciente que han adoptado las distribuciones basadas en SUSE, Red Hat y Arch Linux, que se basa en el bus PCI.
Compatible con software reciente y moderno… por ahora
Debian 8 Jessie se muestra por ahora bastante compatible con software más o menos moderno. También se puede tirar de las versiones para Debian 7, como es mi caso con Megasync.
En la galería de abajo se puede apreciar que he instalado Steam y he podido arrancar el Half Life original, el único juego que puedo ejecutar sobre mi pobre netbook. Esto tampoco es que sea un gran logro por parte de Debian, ya que también he conseguido arrancar Half Life sobre Ubuntu 14.04. Otro software moderno que he podido instalar ha sido Vivaldi, el prometedor navegador que quiere recuperar la esencia del viejo Opera con Presto. Con esto se puede concluir que de momento Debian 8 Jessie abre las puertas a buena parte del software reciente disponible para GNU/Linux.
Sigue mostrándose como un sistema optimizado
Una de las características que más me han gustado de Debian es su optimizado software. Da gusto ver cómo un sistema completo construido sobre él acapara bastantes menos recursos que otros que incorporan lo último, como su “hijo” Ubuntu u openSUSE.
Sin embargo se nota que ya no estamos en la época de Debian 6, cuando este sistema operativo consumía 100 megas recién arrancado con GNOME 2 sobre el Pentium IV que gastaba entonces. Pese a todo los números de Debian 8 Jessie en este sentido siguen siendo bastante buenos, consumiendo unos 130 megabytes recién arrancado sobre mi netbook, y poco más de 30 megabytes en mi servidor virtual.
No todo es oro lo que reluce
Debian 8 Jessie es posiblemente el lanzamiento más prometedor de 2015 en lo que a GNU/Linux se refiere, aun así no he podido evitar dos errores que espero que sean corregidos en el futuro.
El primero aparece cuando quito el sonido a través de la tecla Fn, que luego no se restablece al repetir la operación. Para ello tengo que ir a Control de Volumen de PulseAudio (paquete pavucontrol) y deseleccionar la opción de silenciar en Dispositivos de Salida.
Otro error, aunque este se manifiesta muy de vez en cuando, es que el proceso de apagado del ordenador se bloquea. La pantalla se queda en negro con un prompt en la parte superior izquierda de la pantalla, sin permitirme realizar ninguna acción, y teniendo que recurrir al “botonazo” para apagar.
Pese a todo no hay que olvidar que Debian 8 Jessie aun es Release Candidate.
Conclusión
Debian 8 Jessie es un sistema operativo que sigue en buena medida todo lo que ha sido Debian hasta ahora, con un gran cambio que para muchos supondrá su “divorcio” de la distribución, systemd, que en mi humilde opinión ha aportado un toque de modernidad y ciertas mejoras que se estaban pidiendo desde hace tiempo.