Como señalan nuestros compañeros de MuyComputer, la popular distribución de Canonical nació a partir de Debian, pero la relación entre «la madre y la hija» ha sido algo peculiar durante estos años, y parece que pese a un distanciamiento inicial ahora todo vuelve a su cauce. Desde hace algún tiempo los desarrolladores de ambas distribuciones están colaborando entre ellos para que los avances de cualquiera de las dos propuestas sean beneficiosos para ambas comunidades.
En Ars Technica ha realizado un excelente repaso a la historia reciente de la relación entre ambas distribuciones de GNU/Linux, y en ella dedican los primeros apartados a describir las principales características de estas dos propuestas (cuyas diferencias son claras y ya analizaron nuestros compañeros de MuyLinux) para luego comenzar a analizar sus «tempestuosas» relaciones durante estos años. La fricción entre ambas fue casi inevitable tras el sorprendente éxito de Ubuntu, que pareció desmarcarse de su distribución matriz para seguir su propio camino.
Ese éxito llevó a que los lazos con Debian se debilitasen, y muchos acusaron a Ubuntu de «parasitismo y de una reciprocidad inadecuada«, como indican en Ars Technica. Y es cierto, ya que Ubuntu tiene cierta mala reputación por no contribuir al desarrollo de GNU/Linux como lo hace Debian, uno de los pilares de este sistema operativo que por su filosofía (algo más cerrada y purista) no tiene esa popularidad de la que goza Ubuntu.
¿Contribuye Canonical al desarrollo de GNU/Linux? Una reciente charla de uno de los desarrolladores de Novell acusaba a la empresa fundada por Mark Shuttleworth como poco «generosa» con la comunidad GNU/Linux: las contribuciones al núcleo del sistema operativo son mínimas en comparación con las de otras distribuciones, pero esas alegaciones fueron respondidas por un empleado de Canonical, que señaló con acierto que el tamaño de Canonical es mínimo comparado con esas empresas, y que además las contribuciones de Ubuntu se realizan en muchos frentes (otros componentes del sistema) y el núcleo es solo parte de ese escenario.
Afortunadamente, la relación entre ambas distribuciones ha vuelto a encauzarse gracias a las iniciativas de ambas comunidades. Debian puso en marcha su Utnubu Project (no está mal escrito, el nombre es así) para ayudar a que paquetes de Ubuntu también fueran válidos para Debian, mientras que en Canonical creó el Debian Collaboration Team con objetivos similares.
Ambas propuestas no tuvieron demasiado alcance, pero sentaron las bases para la vuelta de la hija pródiga, y ahora los desarrolladores de Ubuntu animan a sus colaboradores a participar en el desarrollo de Debian de forma directo. Otro de los aspectos que generaba tensión era la plataforma propietaria de desarrollo de Ubuntu, Launchpad, que Shuttleworth anunció que migraría a Open Source durante 2009, algo que también ha ayudado a suavizar esas complejas relaciones. Y es que como afirman en Ars Technica, «comprender a Debian, sus objetivos, valores y puntos fuertes ayudarán a indicarle a Ubuntu de dónde proviene… y hacia dónde va«.