El ingeniero de software finlandés, Linus Benedict Torvalds, creador del kernel Linux y mantenedor del mismo, indicó durante una mesa redonda en LinuxCon 2009 que se celebra en Portland y a preguntas de un ingeniero de Novell, que el núcleo básico del sistema es enorme y está inflado reduciendo su rendimiento, quizá por incorporar demasiado rápido características al núcleo sin esperar que se estabilice antes. Una autocrítica que no ha sido bien entendida y ha iniciado el típico flame.
El evento organizado por la Fundación Linux se calienta por momentos (quizá sin mucho sentido), y si Bob Sutor, vicepresidente de código abierto y Linux en IBM, indicó ayer que “luchar contra Windows por cuota de mercado en los PCs es un callejón sin salida”, hoy ha sido Torvarlds el que ha impulsado un nuevo debate.
En una de las mesas redondas organizadas en la LinuxCon, el moderador y distinguido ingeniero de Novell, James Bottomley, citó un estudio interno de Intel que rastrea los lanzamientos del kernel determinando que su rendimiento había caído un 12 por ciento acumulado en los últimos lanzamientos. Con estos datos, Bottomley preguntó a Torvalds si era un problema que las características del kernel se estaban incorporando demasiado rápido sin esperar a que el kernel se estabilizara antes, reconociendo éste que “sí, que era un problema y que el kernel estaba inflado y era ya enorme”.
Preguntado por un plan para solucionarlo, Linus respondió que “Me encantaría decir que tenemos un plan. Quiero decir, algunas veces es un poco triste pensar que no contamos con el pequeño, aerodinámico e hiper-eficiente kernel que imaginé hace 15 años… El kernel es enorme y está inflado y la huella de nuestra cache asusta. No hay duda sobre eso, y siempre que agregamos una nueva característica, la situación empeora”. Sin embargo, resaltó la estabilidad del sistema “encontrando y corrigiendo errores tan rápido” como agregaban el código.
Las declaraciones de Torvalds sobre el “código enorme” y “el descenso de rendimiento” han servido para iniciar uno de los típicos flames en nuestra modesta opinión sin mucho sentido. Linus da la pista cuando indica que esta situación es “inaceptable pero inevitable”, lo que significa que forma parte de la misma arquitectura del kernel.
Un núcleo que ha pasado en diez años de un millón y medio a diez millones y medio de líneas del código fuente que tiene la versión 2.6.30. En número de ficheros ha pasado de 4.599 a los 27.878 que contiene la última versión, lo que da idea de la inmensidad de tecnologías, características, funciones o controladores que se han añadido. Lo dicho, un debate sin mucha sustancia fuera de la deseable optimización del código oficial, ya que como sabéis el núcleo Linux se puede recompilar para cada máquina y los sistemas operativos basados en él llegan al usuario final cada vez más optimizados, ayudados por el aumento del hardware.