Los linuxeros solemos presumir de la potencia que da el intérprete de comandos: aunque los asistentes gráficos son de gran ayuda para simplificar las cosas, hay muchas veces en las que ejecutar comandos desde la consola es la manera más rápida y potente de realizar la tarea que teníamos en mente.
Esa es una de nuestras ventajas sobre otras plataformas, que ven la consola como algo «antediluviano». Aunque muchos conocemos la forma básica de trabajo con las consolas, siempre es bueno aprender cosas nuevas, y es lo que consigue un artículo recién publicado en Linux Magazine en el que se nos dan varios consejos para exprimir nuestro bash (o cualquier otro terminal) un poco más.
En realidad el artículo -disponible en PDF– es más bien una introducción a algunas de las opciones de estos intérpretes, incluidas las llamadas builtins, características integradas en estas consolas que permiten sacar partido de comandos informativos muy útiles para los usuarios.
La potencia de los bash scripts es por ejemplo uno de los puntos que no están contemplados en dicho artículo y que seguramente le darían más valor, pero es una buena forma de comprender mejor ese acompañante nativo en cualquier distribución Linux. No despreciéis jamás la consola: bien utilizada es sin duda el método más rápido de lograr lo que queremos en la inmensa mayoría de los casos, aunque pueda no ser el método más cómodo.