Aunque el término aún no tenga cabida en la Wikipedia, sí que se ha popularizado su uso para definir a buena parte de los usuarios de Linux.
Según el Urban Dictionary, un distrohopper es:
«Alguien que cambia continuamente de una distribución Linux a otra, no con la intención única de probar cierta distribución Linux, sino con la ilusión de encontrar la distribución perfecta que cubra todas sus necesidades para instalarlo como su sistema operativo principal. Obviamente, esa distribución no existe»
Aunque puede que todo esto suene a coña, la realidad es que muchos de nosotros somos distrohoppers, o al menos lo hemos sido durante buena parte de nuestra relación con Linux. Y en ExtremeTech realizan una reflexión en la que indican que Linux Mint podría suponer el fin del distrohopping.
La popularidad de Linux Mint sigue creciendo, y de hecho esa versión de Ubuntu es con mucho la más pulida y completa de las que existen en la actualidad, sobre todo por dos razones fundamentales:
- Instala los códecs multimedia de serie: es posible disfrutar de todos nuestros contenidos multimedia sin problemas.
- Facilita la gestión y control de la distro: gracias a la presencia de todo tipo de asistentes gráficos, muy al estilo de Mandriva.
En realidad lo que dicen en ExtremeTech de Linux Mint podría ser aplicable a otras distribuciones igualmente poderosas: Ubuntu, Mandriva, Fedora, openSUSE, Debian y Arch Linux son probablemente las que yo englobaría en ese grupo de «distribuciones definitivas» que han logrado que muchos distrohoppers dejen de serlo. Puede que algunos instalemos otras distros por probar un poco, pero a estas alturas es difícil que nos hagan movernos del sitio.
Sin embargo, en ExtremeTech tiene razón en una cosa, aunque lo digan con cierta ironía y cierto retintín:
«Es triste observar que un devoto friki de Linux abandona el distrohopping para usar tranquilamente la misma distribución de forma continua. ¡Qué aburrido! ¡Qué tedioso! En cierta medida, ¡es como usar Windows! Simplemente se quedan ahí como vacas ignorantes, contentas de rumiar y de mirar sin ver el horizonte a medida que el tiempo pasa»
Y es que como apuntan en ese ingenioso artículo, una de las virtudes de Linux es la diversidad. Tiene sus desventajas, claro que sí -y ya ha habido debates sobre el tema en MuyLinux- pero sigo creyendo que en la variedad está el gusto, y que las posibilidades de personalización y las opciones disponibles superan a la confusión que pueda generar la existencia de cientos de distribuciones.
Así pues, no dejéis vuestra faceta de distrohoppers. Os necesitamos ;)