Si tenéis 15 minutos no os perdáis el fantástico repaso que H-online (The H, en su sección Open, para ser más concretos) ha realizado de los orígenes y evolución de Mandriva, una distribución que como muchos sabéis comenzó a dar sus primeros pasos con un nombre muy peculiar: Mandrake Linux.
El artículo comienza con la anécdota que significó el éxito inmediato de esta distribución: Gael Duval logró trasladar KDE 1.0 a Red Hat Linux 5.1, y dejó el resultado en dos servidores FTP. ¿Qué hizo tras lograrlo? Pues irse de vacaciones, sin imaginar que dos semanas después tendría más de doscientos mensajes de correo de gente que quería colaborar con un proyecto que simplemente había nacido como una idea para adaptar Linux a sus necesidades.
Este era el aspecto de Mandrake Linux 5.1 cuando se lanzó por primera vez en 1998.
El éxito de Mandrake linux fue impresionante, y en pocos meses se convirtió en una de las distribuciones de referencia. Aunque yo no lo recuerdo así -quizás porque Mandrake no tenía tanta relevancia en nuestro país, aunque definitivamente sí la instalé en varias ocasiones- Mandrake Linux se convirtió en la Ubuntu de aquellos días. De hecho, a pesar de ser francesa gran parte de sus ingresos (el 70%) provenían de los Estados Unidos, donde sus prestaciones triunfaban.
Sin embargo la crisis de las punto com también afectó a la empresa, que salió a bolsa en Francia sin demasiado éxito en julio de 2001. En enero de 2003 la cosa iba tan mal que tuvieron que presentar una suspensión de pagos, de la que afortunadamente se recuperaron en marzo de 2004 para poder continuar sus operaciones. Pero aún les esperaba otro gran golpe.
Y ese golpe vino por la violación de la marca registrada. Puede que si habéis leído cómics os suene un antiguo personaje llamado Mandrake, un mago que no tenía nada que ver con la distribución pero que aún así supuso el fin del nombre original de la distribución tras un par de juicios por este tema. Eso hizo que de Linux Mandrake se pasara a Mandrakelinux, aunque aquel nombre duraría poco. Conectiva llegó usto a tiempo.
La distribución brasileña era la clara referencia en el país de la samba y el fútbol, y ambas decidieron unir fuerzas para convertirse en la Mandriva que todos conocemos en la actualidad. Un dato curioso que no conocía: Synaptic, el gestor de paquetes del que tanto presumimos los usuarios de Ubuntu, fue una creación de Conectiva, y podía gestionar tanto paquetes DEB como RPM.
A partir de ahí Mandriva ha evolucionado con algo más de fortuna, y eso a pesar del abandono de su fundador, Gael Duval, que dejó huérfana a la distribución en 2006 comentando con tristeza que «no sabía hacia dónde iba la compañía… Parece que esta empresa está dirigiéndose cada vez más al mercado corporativo… Mi opinión es que debíamos habernos aferrado a nuestras raíces (usuario final y PYMEs)».Duval -con blog propio– es actualmente presidente y CTO de Ulteo, un proyecto de escritorio virtual basado en Debian y, paradójicamente, Ubuntu.
Lo cierto es que de un tiempo a esta parte a Mandriva no le ha ido nada mal. Su esquema actual de desarrollo, basado en una distribución que siempre están en el horno (de ahí su nombre Cooker) está funcionando a la perfección, y desde hace tiempo se trata claramente de una de las grandes del segmento Linux. Y esperamos que siga así mucho más tiempo.
Como digo,