Blender es sin lugar a dudas una de las aplicaciones estrella del panorama Open Source: su potencial y prestaciones se ha confirmado tras el éxito de producciones como Big Buck Bunny o Sintel.
Sin embargo, esas fantásticas prestaciones asustan a los usuarios noveles: hasta hace no mucho, la interfaz de usuario de Blender era como mínimo compleja, y la curva de aprendizaje de la aplicación era muy alta.
Esto ha cambiado en las últimas ediciones de Blender, y desde que comenzara a producirse el salto a la versión 2.5 se han producido cambios muy importantes en esa GUI.
Es lo que comentan en un completo artículo en Linux.com en el que explican cómo hay diferencias fundamentales en la disposición de los espacios de trabajo y las herramientas (menos texto, más visual todo) y en la posibilidad por ejemplo de establecer todo tipo de atajos de teclado para hacer más rápido el manejo de ciertos comandos a los «heavy users» de la aplicación.
Las nuevas herramientas para crear un espacio de trabajo más completo y personalizado son igualmente notables, y también se han mejorado componentes como el editor de propiedades (que describe todas las características de un objeto 3D) o el explorador de archivos, con distintos tipos de vista al estilo de los exploradores de ficheros de sistemas operativos convencionales o el soporte de marcadores y favoritos como si navegásemos por la red de redes.
Los cambios no solo son estéticos: el nuevo editor de animaciones se ha beneficiado de los proyectos de pasados Google Summer of Code, y ahora lo que se habilita es que cualquiera escena de Blender se pueda animar. También hay nuevas herramientas, como la de solidificación, o un nuevo sistema de brochas de pintura.
Puede que Blender sea una aplicación que asuste un poco a primera vista, pero parece que los desarrolladores se lo están tomando en serio para acercarla a más y más usuarios.