Creo que ya he expresado mi opinión sobre Richard M. Stallman en más de una ocasión en MuyLinux. Como programador me parece fantástica su contribución al software libre, y desde luego su defensa del software libre tiene puntos en los que coincido. Pero su figura es anacrónica, y no beneficia en nada a la popularización del software libre.
Lo ha demostrado una vez más con unas declaraciones muy suyas -en su blog personal, eso sí- en las que ha opinado sobre la muerte de Steve Jobs:
Steve Jobs, pionero de los ordenadores en forma de celdas de diseño, diseñadas para encerrar a locos para privarles de su libertad, ha muerto.
Como dijo el alcalde Harold Washington sobre el anterior alcalde Daley, ‘No estoy contento de que haya muerto, pero estoy contento de que nos haya dejado’. Nadie merece tener que morir -ni Jobs, ni Mr. Bill, ni siquiera gente culpable de males mayores que los de ellos. Pero todos merecemos el final de la maligna influencia de Jobs en la informática que usa la gente.
El comentario no es propio de un representante de la FSF. Es propio de un loco que además no es capaz de tener el mínimo respeto por la muerte de una persona que ha sido modelo para millones de otras personas. Algo debe de haber hecho bien cuando el mundo entero -incluso rivales en el ámbito tecnológico- le ha guardado un luto tan respetuoso.
Pero Stallman no. Lo más gracioso es que muchos podrían identificar a Stallman, a su modo, como alguien con la misma fe en sus ideas que Jobs tuvo en las suyas. El problema es que Jobs jamás hubiera dicho algo así en la situación inversa. Porque Jobs, además de ser un genio, tenía clase.