Luego de revisar todas las bondades y vicisitudes de Canonical en una maquina nueva (aunque bastante modesta) y a raíz de lo cual incluso hice un artículo, era hora de probar de lleno la oferta de GNOME Shell. La verdad hasta ahora no había podido probar como debiera el nuevo shell de GNOME, pero con la llegada de la versión 3.2 y una nueva máquina con gráficos Intel me di el tiempo de usar a tope GNOME Shell en la misma instalación de Ubuntu 11.10.
Como dato de referencia el equipo cuenta con un procesador Intel Core i3 Sandy Bridge de 3.1 Ghz, Memoria RAM 4GB, Disco Duro SATA 3Gbps de 1 Tbyte y tarjeta de vídeo Intel Graphics, creo que este último dato es especialmente importante, también advierto que inevitablemente tendré que comparar algunos detalles entre Unity y GNOME Shell para ser lo más específico posible. Teniendo esto claro, comencemos.
Lo primero que cabe destacar es la limpieza absoluta que tiene la interfaz, no hay iconos en el escritorio, no hay barra de tareas, solo una elegante barra superior con un alto contraste para sus elementos. Minimalismo en toda regla. Sin embargo comenzar la acción en GNOME Shell es fácil y rápido, hay al menos tres formas, haciendo click en «Actividades», llevando el mouse hacia la esquina superior izquierda o presionando la tecla «Super» (en la mayoría de teclados, la tecla Windows).
Como muchos sabrán a estas alturas, desde ese «espacio» llamado Actividades podemos gestionar las aplicaciones, tanto las activas como las que queramos abrir, el muelle lateral sirve para esto último, aunque también podemos teclear el nombre que se nos venga a la mente para encontrar tanto aplicaciones como archivos abiertos recientemente y por último tenemos en la parte superior izquierda el botón «Aplicaciones» para una búsqueda más detallada.
En el mismo lanzador tenemos acceso a los escritorios que por defecto son siempre «uno más» de cuantos estemos ocupando, y en la parte inferior se muestran las notificaciones de las aplicaciones, una sección que se encontrará oculta mientras usemos los programas, pero que aparece cuando acercamos el puntero hacia ese lugar. En este aspecto es destacable lo que hizo GNOME: mantener un panel visiblemente limpio en la parte superior y mantener la funcionalidad que entregan las notificaciones de las aplicaciones ocultas en la parte de abajo, nada se ha perdido en ese aspecto.
Otros detalles de la interfaz que difieren notablemente tanto de Unity como de GNOME 2 son los botones de la ventanas, ahora hay un solo botón, el de cerrar, y los escritorios virtuales, que ya no se manipulan libremente sino que se añaden automáticamente en la medida que se requieran y además solo genera una rejilla vertical de ellos, claro que el atajo Alt+Tab sigue funcionando.
Pasando a lo netamente visual, debo decir que el tema Adwaita me parece mucho mas nítido que los temas Light de Ubuntu, cosas de contraste o color de fuentes, pero se nota a simple vista. Lo otro que es muy destacable son las notificaciones y los elegantes cuadros de diálogo emergentes, las solicitudes para «superusuario» por ejemplo son fantásticas, al igual que el suave efecto de deslizamiento y el posicionamiento de las ventanas emergentes, hasta hace que parezcan agradables.
En cuanto a rendimiento, la apertura de aplicaciones se siente más rápida que con Unity y los movimientos de escalado y desplazamiento de las ventanas en el lanzador se ven bastante fluidos, esa sola sensación puede llegar a ser muy determinante en la elección de un escritorio respecto a otro y de hecho en Canonical ya trabajan en ello. Claro que como dije al principio, todo esto con una tarjeta Intel, desconozco como será el comportamiento con las tarjetas NVIDIA o ATI.
Por supuesto, «faltan cosas», o esa es la impresión que da GNOME Shell luego de haber exprimido por años entornos como GNOME 2 o KDE, pero por ahora doy mi voto de confianza a que el equipo de GNOME resolverá esas «carencias» porque de hecho lo está haciendo mediante las extensiones. Es cierto que no parece lo mas óptimo o lo mas limpio, pero creo entender el concepto de «practico+funcional+personalizable» que quiere implantar GNOME en esta versión, vale decir, un entorno mínimo para ser practico y extensiones que añadan mayor funcionalidad para finalmente llegar a la flexibilidad y adaptación tan característica del GNOME de siempre, aunque para eso aun falta.
Así y todo el trabajo hecho hasta ahora me parece de los mejores, creo que porque me salte «la etapa mala» que trajo la nueva implementación en un principio, pero debo decir que hoy por hoy GNOME 3.2 y GNOME Shell es agradable, elegante y suficiente en muchos casos para gestionar nuestra actividad diaria en un computador y más si se añaden las extensiones, aunque estas todavía están un poco crudas y de hecho no son posibles de instalar en Ubuntu a menos que aprovechemos los recursos de WebUpd8 como les comenté hace un par de semanas.
Respecto a esto último sólo destacar algunas de las «golosinas» de GNOME que por ahora son bastante exclusivas de la plataforma, GNOME Documents que integrado con Tracker se ve muy interesante, las aplicaciones web integradas al escritorio gracias al último Epiphany y la herramienta de configuración avanzada de GNOME (gnome-tweak-tool) que por cierto también sirve bastante en Ubuntu Unity.
Nada de esto les parecerá nuevo a quienes ya han optado por GNOME Shell, pero consideraba necesario mencionarlo para los muchos que quizás aun no han experimentado esta nueva interfaz de escritorio. Por otro lado no pretendo decirles «si Unity o GNOME Shell», más allá de los comentarios que ya he hecho en este artículo, la idea es dar a conocer, por si faltaba alguien. Así que ya saben, GNOME Shell o Unity o KDE o LXDE o el que sea, son libres de probar, es lo bueno de los escritorios libres.