(Primer artículo de Rodrigo Russo en MuyLinux, ¡Bienvenido!) En primer lugar, antes de referirme al artículo en sí, me presento como colaborador y espero que lo aquí escrito sea de su agrado y recibir comentarios sobre mi trabajo para poder ver qué mejorar.
Ahora sí, respecto a la entrada, prosigo a analizar cada uno de los reproductores que supuse como más populares según una encuesta realizada tiempo atrás. Tened en cuenta que me baso en mis experiencias personales.
Por mucho tiempo mi reproductor favorito. Además de tener una interfaz bastante agradable, cumple perfectamente su función de biblioteca musical importando carpetas desde el disco. En su momento me pareció de suma utilidad pues venía de un desorden importante de discos y tenía archivos por doquier. El primer gran problema que noté, en su momento, fue la falta de integración con escritorios no KDE. Hoy en día no puedo decir que se ha mejorado mucho pero es bastante aceptable, siempre y cuando, se quiera evitar de instalar buena parte de las librerías requeridas por KDE.
Otro favorito mío durante mucho tiempo. Bastante similar en uso a Amarok, sin embargo la interfaz está ordenada de manera algo distinta. Por estar también programado con librerías Qt, se observa una mejor integración, debido su simplicidad. En relación es más ligero a pesar de compartir muchas características. La velocidad de importación de carpetas es bastante rápida, definitivamente uno de sus puntos fuertes.
Básicamente el primer reproductor que usé al estar incluido en Ubuntu 7.04. Personalmente, en comparación con los demás, deja mucho que desear. En primer lugar, la biblioteca de medios me comenzó gustando por los recuerdos que traía del viejo Winamp. Sin embargo, al manejar gran cantidad de música (supongamos armar una lista de diversos artistas y álbumes variados) se perdía mucho tiempo creando las listas de reproducción. Por otro lado, cargar varias carpetas a la fonoteca es un trabajo bastante lento con respecto a otros reproductores.
Muy similar a RhythmBox. Sin embargo, se nota una interfaz más lograda con el detalle de los álbumes con sus respectivas fotos. Mirando más a fondo, le encontré una gran similitud con la biblioteca de medios del viejo Winamp (por no decir idéntica) pero tampoco por eso es una desventaja. Particularmente me encanta, aunque tener que conseguir una a una de las portadas (algo que no es siempre posible), para evitar dejar discos con su tapa en blanco, lleva mucho tiempo, especialmente cuando no las encuentra.
Mi reproductor actual. Me topé con él buscando algo más simple y fuera de lo común. Afortunadamente, encontré algo más que eso. Tiene un par de detalles que me gustaron mucho y, por supuesto, otros que me dificultaron su uso en un principio.
El tener un reproductor que funcione desde consola es muy útil a la hora de no estar bajo ningún entorno gráfico. Por supuesto que no es lo habitual pero, en mi caso que es raro el momento en que esté en silencio, cuando se presenta esa situación es posible tener la biblioteca musical a disposición del usuario (especialmente para quien esté configurando un sistema del estilo Archlinux, Gentoo o, incluso, LFS).
Sin embargo, la configuración y los primeros usos me resultaron algo extraño, especialmente por no saber que mpd es el demonio y mpc quien maneja la reproducción. Por otro lado, tener que recurrir a un cliente para tener un reproductor más usable puede, en un primer momento, ahuyentar al usuario al tener que nuevamente elegir un reproductor.
Por excelencia la alternativa de Amarok para GTK. Si bien siempre le sentí un gusto incompleto al programa, cumple muy bien sus funciones. Es de interfaz simple y limpia, puede manejar grandes cantidades de música y es perfecto para aquel purista que no le guste Qt y quiera un escritorio 100% GTK.
Muy similar a MPD al ser ejecutado dentro de una terminal, a diferencia de incluir cliente propio. Es bastante ligero al navegar por carpetas aunque carece de algunas características tales como letras de las canciones durante reproducción. Otra salvación al momento de no tener gestor de ventanas de manera momentánea que, reitero, no es lo habitual.
Junto a éste podría incluir a otros de su tipo (tal como xmms), sin embargo, prefiero centrarme en uno y evitar, de esta manera, entrar en generalizaciones que no sean ciertas. Un punto interesante de este reproductor es poder lograr la apariencia del viejo Winamp aunque sin biblioteca de medios donde tener importadas todas las carpetas con música. Por este motivo, considero este reproductor para usar con listas de reproducción para ahorrar más tiempo a la hora de escuchar música.
Conclusiones
A partir de lo dicho, con completa subjetividad y fundamentado con experiencias personales, si tuviera que clasificarlos según tipo de usuario y situación podría decir lo siguiente:
- Uso cotidiano: Audacious, Rhythmbox y Banshee
- Apto para melómanos: Clementine, Amarok y Exaile
- Friki o Geek: MPD y MOC.
Sin más que decir, los reproductores de música abundan en variedad y colores. Hay para quienes los prefieran aparatosos y vistosos y quienes los quieran ocultos y de fondo en una terminal. Sin embargo, todos cumplen su función como es debido, ni mejor ni peor. Lo demás son simplemente sutilezas para agradar a la diversidad de usuarios.