Leyendo LinuxJournal, me encontré con un tema que me parecía interesante plantear aquí. Se trata de los medios de distribución de, valga la redundancia, distribuciones Linux (aunque se podría generalizar para los BSD y demás). ¿Se debería continuar usando CDs?
El interrogante surge tras la idea de usar para el próximo Ubuntu una imagen ISO de 1,5 Gbytes. En el artículo plantean que el uso de CDs es más por costumbre que por utilidad, puntualizando el caso de Canonical, quien distribuía gratuitamente copias del sistema operativo. Sin embargo, eso era tiempo atrás pues mucha gente no tenía acceso a internet de alta velocidad, lo que demoraba días descargar 700 MB a 5 o 10 KB/S.
Continúan diciendo que como ya no hay limitaciones en la descarga, se debería aprovechar la capacidad del medio de instalación, siendo muy comunes hoy en día los DVDs y los pendrives. Por otro lado, también existe la alternativa de instaladores mínimos, tales como el Netinstall de Debian, cuya ventaja es estar siempre actualizado al instalarse desde los servidores oficiales. Cierran proponiendo la existencia de una versión Lite para quienes no puedan arrancar el sistema de otro medio que no sea un CD o no pueda descargar una imagen muy pesada. Sin embargo, concluyen, corresponden a una minoría.
En mi opinión, no es una mala idea utilizar como medio principal los DVDs, aunque tampoco estoy del todo de acuerdo. En primer lugar, los CDs, a diferencia de los disquettes, no se puede decir que ya sean obsoletos. A pesar de que cada vez se usan menos, pueden seguir siendo útiles ya que las lectoras de hoy en día soportan tanto la lectura y grabación de DVDs como CDs. Eso implica que, necesariamente, los nuevos ordenadores traen y traerán soporte para este medio. En segundo lugar, al quemar una imagen en un disco, sin ser éste regrabable, lo vuelve inmodificable, lo que, personalmente, me parecería un desperdicio utilizar un DVD para 1 GB. Aquí es donde entran en juego los Pendrives.
Volviendo a la idea principal, descargar una imagen de más de 1,5 GB puede demorar, aún, mucho tiempo. Si bien, hay mucha gente con internet de alta velocidad, hay otro porcentaje que, teniendo banda ancha, no gozan de grandes velocidades. Además, la paciencia, es un punto muy importante. Viéndolo, tal vez, de un lado más marketinero, optaría por instalaciones más bien mínimas para, luego, ofrecerle al usuario la facilidad de instalar las aplicaciones más populares o usadas mediante un gestor de paquete o una tienda de aplicaciones. De esta manera, el usuario tiene el sistema funcionando en poco tiempo y, mientras juguetea con él, se instalan los programas pesados.
Si bien, volviendo a la raíz del artículo, el anuncio se limita a Ubuntu y, teniendo en cuenta que no es la primera distribución en incluir una versión en DVD (OpenSUSE, Gentoo y Mint), no afectaría para nada a las demás, aunque se podría generar una tendencia. Por otro lado, el objetivo al que apunta Ubuntu no es del tipo de usuarios que lo instalarán en un ordenador antiguo sin lectora de DVDs. Sin embargo, tampoco es el momento apropiado de dejar de mantener una versión reducida en CD. Tal vez en unos años, el avance haga lo suyo y arrastre, al fin, a los CDs a la obsolescencia, tal como sucedió con los disquettes.
En conclusión, a pesar de que año tras año cuesta cada vez más mantener un LiveCD de una distribución entre los 600 y 700 MB, vale la pena hacer el esfuerzo mientras aún se sigan consiguiendo CDs tan fácilmente como los DVDs. Por otro lado, mientras más rápido sea el internet, más conveniente sería usar discos de instalación en línea que caben en unos pocos MBs, con lo que sería una lástima desperdiciar el resto de la memoria de un DVD. A todo esto, no puedo decir si es positivo o negativo dejar a los viejos CDs a un lado pero, definitivamente, estoy seguro que las distribuciones orientadas al usuario final optarán por esta posibilidad (y de hecho algunas ya lo han hecho). Sin más que decir, ¿qué opináis al respecto?