Gracias a los adelantos tecnológicos de nuestra época, hoy podemos obtener, desde la comodidad de nuestras casas, el conocimiento que antes gozaban quienes podían asistir a un instituto especializado o una universidad. Por supuesto, salvando las diferencias. Sin embargo con voluntad y un poco de lectura, podríamos aprender electrónica, programación, literatura, matemáticas y demás. En este caso, hablaré de las herramientas que ayudarían a un entusiasta de la música, aprender a leer e interpretar música. Y por qué no, en un futuro, componer.
Independientemente del instrumento que uno desea aprender, lo más importante es conocer una forma de notación y conceptos básicos. En GNU/Linux contamos con una herramienta muy interesante llamada Solfege cuya función principal es entrenar el oído y, como lo indica su nombre, el solfeo. No tiene una interfaz muy complicada, simplemente elegir el ejercicio y realizarlo. Requiere por parte del usuario entender cómo se lee una partitura.
Por otro lado, para quienes estudien (o quieran estudiar) instrumentos de cuerda pulsada, más que nada guitarra o bajo, puede no ser necesario leer partituras sino tablaturas. Un programa ideal es Tuxguitar, que ya lo había mencionado en otro artículo, que emplea este tipo de notación en conjunto con su equivalente en partitura. Además contiene un generador de acordes para conocer un poco más de los nombres que toman y posibles variantes.
Luego existen dos herramientas indispensables durante el aprendizaje. Primero un afinador, que puede venir como programas que simulan o un afinador electrónico. De ambas recomiendo un afinador electrónico frente a un programa, por una cuestión de comodidad. Sin embargo, Tuxguitar cuenta con un afinador integrado.
En segundo lugar, hay que mencionar el metrónomo. A diferencia del anterior, no recomiendo ahora adquirir uno electrónico, pues hay buenas herramientas a disposición. En el caso de practicar sobre una pista MIDI existente, lo mejor es importarla a nuestro secuenciador (Tuxguitar o Rosegarden) y activar el metrónomo, sin tener que preocuparnos de la marca de tiempo. Por otro lado, un metrónomo muy sencillo de utilizar es KMetronome, especialmente para tiempos simples.
También podemos ayudarnos de computadoras para la práctica de instrumentos que se tocan a oído como podría ser un violín. Al no haber una marca o un traste que delimite las notas, es muy difícil mantenerse en tono. Para quienes tienen oído absoluto esto no sería un problema, sin embargo, el resto, debemos encontrar una solución a este problema y qué mejor que la tecnología. Supongamos no tener un afinador electrónico sofisticado, podemos transcribir una partitura (un ejercicio por ejemplo) en Rosegarden, Denemo o algún otro secuenciador. Luego es cuestión de tocarlo encima aumentando progresivamente la velocidad a medida que la afinación mejora.
Finalmente hay que hablar de recursos. En lo que respecta a tablaturas, por ser transcripciones de música protegida por derechos de autor, existe esa controversia de la legalidad o no en la distribución de esa información. Por otro lado, las partituras viejas, especialmente de música anterior al 1900, ya han pasado a ser una licencia GNU.
Por último, la idea del artículo no sólo es incentivarlos en el autoaprendizaje de música sino de cualquier otra cosa. Podríamos hablar de cualquier otra disciplina, simplemente la música es, quizás, una de las más fáciles de aprender con la ayuda de herramientas tecnológicas y más accesibles en algunos casos, es decir, siempre algún instrumento musical anda rondando por ahí. ¿No es cierto?