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Mil palabras sobre Opera: lo genial, lo bueno, lo no tan bueno y “lo que hay”

Opera

Aprovechando que estamos de fiesta, vuelvo a dar un poco la brasa en estas páginas. A cerrar un tema que dejé entreabierto con el navegador web Opera… Y es que ya he dominado a la bestia. Mi bestia, ahora, aunque no sé por cuánto. Ahí van, literalmente, más de mil palabras sobre el tema, aderezadas con un montón de enlaces interesantes.

La cuestión de fondo, que he repetido en mil ocasiones, es que los usuarios de KDE, a la hora de elegir navegador web, lo tenemos un poco crudo. Y no porque no dispongamos de las mismas opciones que el resto de usuarios de Linux, sino porque lo mejor está hecho en GTK (las cosas como son).

Así, a Firefox -para mi el mejor de la clase- da vergüenza ajena mirarlo sin maquillaje, e incluso con maquillaje y cirugía se siente extraño. Y qué decir de Chrome/Chromium. Se integra más que el zorro, a cambio de cargar con una interfaz tosca, limitada e ‘inconfigurable’.

Total, que la siguiente opción lógica es Opera, que más o menos se integra con la estética del escritorio, además de con otras funciones. Pero Opera va bastante a su bola, y hasta que se domina el navegador la adaptación cuesta más que con los anteriores.

Ya sabemos todos que Opera es una aplicación privativa, que tiene fama seria de rapidez e innovación, con unas posibilidades de configuración realmente interesantes a las que algunos de los usuarios de KDE no sabemos decir que no. De hecho, aunque Opera dispone de extensiones desde hace tiempo, en muchos casos no son tan necesarias como en otros navegadores por la cantidad de características que trae de serie. Varios ejemplos:

  • Opera puede bloquear plugins y activarlos con un ‘clic’, por lo que complementos como Flashblock te los ahorras (Konqueror y rekonq también disponen de esa opción, y Firefox acaba de implementarla).
  • Puedes crear nuevos botones al gusto, con lo que te ahorras, por ejemplo, instalar extensiones que tengan versión bookmarklet (aunque hacerlo bien es un poco lío, la verdad).
  • El concepto que introdujo Chrome de una sola barra para direcciones y búsquedas me gustó desde el principio, y así me he configurado siempre mis navegadores, primero Konqueror, luego Firefox (donde solo funciona bien el invento instalando Omnibar) y ahora Opera, donde solo hace falta quitar la barra de búsquedas.

Así que solo utilizo tres o cuatro extensiones, que otro días os comentaré y recomendaré. Mientras tanto, un aperitivo: 8 extensiones para mejorar la seguridad y privacidad de Opera.

Por último, la barra lateral de Opera, en la que seguramente se inspiró Konqueror -donde también la utilicé en su momento-, es una idea inteligente y muy práctica, no tanto para acceder a los marcadores o descargas, como para utilizar una aplicación de notas a la que le faltan un par de detalles para ser una herramienta consistente y, sobre todo, anclar páginas web que puedan ser útiles (especialmente aquellas en formato móvil o ‘responsivo’ que se consulten de forma asidua).

En definitiva, Opera mola mucho y cuando lo dominas consigues estar a gusto, aunque haya que tirar de editar archivos a mano y reempaquetar archivos para conseguirlo (esta historia la dejaremos para otro día). No hablo, por cierto, de otras características que implementa Opera de serie, como una gestor de correo electrónico bastante bueno, lector de RSS, chat -éste, bastante limitado- o descarga de torrents (otras han desaparecido de la versión actual, como Opera Unite).

¿Y qué pasa con todos los temas sobre los que me he quejado con anterioridad? ¿Han desaparecido? Pues no. Ante la imposibilidad de adaptar el navegador en según qué cosas, me he adaptado yo. Por ejemplo, utilizo más el Speed Dial, aunque requiera dar un paso más. Aún así, ojalá que apareciera una extensión tipo SiteLauncher (Chrome).

En cualquier caso, a pesar de ser yo el que ha cambiado sus formas -¡solo unas pocas!-, sigo pensando que Opera necesita mejorar en muchos pequeños y grandes detalles. Algunos ya lo conocía, otros los he comprobado de primera mano con el uso intensivo. Ahí va una lista de tres problemas y posibles soluciones bastante dispar, que Opera debería mejorar cuanto antes:

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  • Sin llegar a la aberración de Chrome, Opera consume bastante más recursos que Firefox, y lo peor es que en sesiones largas se va quedando anclado cada vez más alto, consumiendo más memoria, y no baja por muchas pestañas que cierres. Toca reiniciar (y no me vale la excusa esa de que Opera reserva memoria para ir más rápido porque no es así,  no «la suelta» cuando toca).
  • El desplazamiento por algunas páginas de mucho contenido sigue siendo deficiente comparado con cualquier otro navegador (sí, cualquiera, y es algo que viene de largo y que parece que los desarrolladores de Opera no terminan de solucionar, por lo menos en Linux). Y eso que ahora la cosa va mejor, y mejorará aún más con Opera 12.10. Lo curioso, y aquí está el mal rollo, es que en Windows eso no pasa, es muchísimo menos acusado. Y no digo nada más. Bueno, sí, que configurando el ‘clic’ central del ratón para navegar por las páginas se puede acelerar mucho el desplazamiento.
  • La ‘superbarra’ de Opera no está a la altura de la de Chrome pero sobre todo Firefox, como tampoco lo está la gestión del historial, algo que se nota especialmente cuando usas Opera Link. No es el fin del mundo, pero hay margen para la mejora.

Termino ya con mis quejas, porque esto podría alargarse todavía más (compatibilidad con WordPress, rendimiento con sitios como Google Maps – o cualquier otro de Google, con quienes ya trabajan para mejorar la situación-, lanzamiento de marcadores desde menú…), y creo que no es conveniente para la salud de nadie. Aunque también podría alargarlo con más pequeños detalles interesantes, ojo.

Termino, pues, en bastante mejor situación que en la que comencé a usar Opera, no hace diez o doce años, cuando todavía era de pago o llevaba publicidad, sino hace ya casi seis meses, cuando volví a intentarlo por enésima vez, lo dejé y vuelta a empezar. Y hasta ahora; y lo que me queda, viendo el panorama de los navegadores web en KDE (al final acabaré con Firefox en Ubuntu…).

Reconozco que a pesar de ser MetalByte, soy demasiado picajoso con según qué cuestiones que a muchos les darán lo mismo. Pero ¿no sería genial que Konqueror o rekonq estuviesen de verdad a la altura? ¿O que Firefox o Chrome/Chromium saltasen a Qt? Pues nada de eso va a pasar.

¡Buen fin de semana!

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