Decía en mi último artículo de opinión en estas páginas (sí, esto es opinión también) que me cansa bastante el tema de los navegadores web en KDE, y me entran a menudo ganas de pasarme a Ubuntu, Unity y Firefox, porque es una combinación que cada vez tiene mejor pinta. Luego, claro, me bajo Ubuntu 12.10, la pruebo durante unas horas y me entran los siete males.
Porque el instalador de Ubuntu es genial, y ha mejorado en esta nueva versión de la distro, y una vez en el escritorio, la verdad es que la sensación es muy agradable. Tal vez, exceptuando el tema de iconos, todo luce de primera. Pero los sinsabores no tardan en aparecer.
El primero, del que venía leyendo bastante en las últimas semanas vía Phoronix, es la regresión a nivel de rendimiento del shell de Canonical. O sea, que un Dual-Core con 4 GB de RAM sea poco responsivo y vaya lento con Unity no es normal (en VirtualBox con 1 GB de RAM es deprimente a extremos nunca vistos). En serio, no hay experiencia de escritorio más pesada en el mundo del PC que la que ofrece Ubuntu. De su anterior versión a esta todo va mucho peor (yo no me lo explico).
Pero si el rendimiento es pésimo, las nuevas lentes de Amazon para el dash suponen la llegada del spam al escritorio de PC por la puerta grande. ¡Que horror! ¡Que detalle más chabacano e insufrible! Es mucho peor que utilizar una de esas aplicaciones para Android con publicidad. Y sí, ya sé que se puede eliminar (¡faltaría más!), pero me temo que el usuario más básico se la va a comer con patatas.
Entiendo que Canonical tiene que hacer dinero, y pro ejemplo el detalle ese antes de descargar la imagen de instalación, que te piden donativos al estilo Humble Bundle, me parece acertado. Pero lo que han hecho con las búsquedas en el dash es, bajo mi punto de vista, degradante para la misma Ubuntu.
También sé que las actualizaciones llegarán y que todo irá bastante mejor dentro de unos meses, pero qué queréis que os diga, eso pasa con todos los sistemas operativos, se apelliden Linux, Windows o Mac, y la diferencia entre instalar openSUSE 12.2 o Mageia 2 conforme salieron -por citar un par de ejemplos- es muy, pero muy acusada en relación al rendimiento del sistema (hablo con KDE ‘a full’ con Akonadi, Nepomuk, mil efectos, ect).
Siento ser tan crudo, pero estoy todavía en shock después de sufrir la lentitud de Unity, que en cuestión de estilo y características -excluyendo el spam de Amazon-, sin embargo, cada vez me gusta más.
Sinceramente, como ya he comentado, no veo imposible acabar algún día en Ubuntu, por aquello de dejarse llevar por la corriente, y como no me planteo volver a Windows ni mucho menos pasarme a Mac, la gran apuesta es Ubuntu, qué duda cabe (sí, yo apuesto por el triunfo de Ubuntu, a pesar de mis críticas). Pero a este paso…
Así pues, disculpad lo que voy a decir ahora, porque me sale de las entrañas, pero es una gran pena que Canonical, existiendo Qt y KDE, apostase por un proyecto tan ordinario como GNOME (aunque ahora vayan de visionarios con GNOME Shell). Pero claro, si la gente de GNOME no podía ser manejada, mucho menos a la de KDE. La oportunidad perdida.
Para terminar, recomiendo a cualquier lector perdido que acabe en estas páginas buscando información de Ubuntu 12.10 -y lea todo lo que he soltado-, que lo intente igualmente, porque vale la pena. Eso sí, mejor con Ubuntu 12.04. O mucho mejor, con Kubuntu 12.04.
[Actualización]
Las pruebas con Ubuntu 12.10 las he realizado en VirtualBox con 1 GB de memoria, 64 de vídeo y aceleración 3D activada/desactivada. Así la experiencia es realmente horrible. Pero también he instalado la distro en disco, en un Dual-Core con 4 GB de RAM y una ATI Radeon HD 5830 con los controladores libres y privativos (mejor con los privativos). Así el rendimiento es superior, claro, pero sigue respondiendo más lento que Kubuntu, openSUSE o Windows 7, por citar tres ejemplos.
