Eso que escuchas, si es que se escucha algo, es nada menos que un vídeo publicitario del Office 365 de Microsoft. Lo he sacado de MuyComputerPRO, donde lo colgaron hace unos días. No obstante, disculpas por la reproducción automática, de la que no me he dado cuenta hasta el momento de publicar esta entrada. Por cierto, ¿de qué va esta entrada?
Ayer, mientras redactaba las noticias del experto ese que le ha dado un rapapolvo al escritorio Linux en materia de seguridad, ya sabía que las opiniones encontradas no tardarían en aparecer. Por un lado, si entra alguien y dice «para eso me quedo en Windows» o similares, para mi es como el rumor de la lluvia. Está ahí, pero no me molesta. La postura contraria, el negacionismo absoluto, la carencia total de autocrítica, porque si criticas eres el enemigo, sí me preocupa más. Es lo que hace que te duermas en los laureles y te acaben comiendo.
Ayer, de hecho, destaqué uno de los casos analizados por ese experto -el de Qt, en el que existía un desacuerdo acerca de la supuesta falla de seguridad entre ese experto y los desarrolladores de Qt- como muestra de que no hay que creérselo todo porque sí. Pero hacer lo opuesto, no creerse nada -o el «y tú más»-, no solo no ayuda a que mejore el escritorio en Linux, es insensato.
El estudio del experto -que sí, es un reconocido analista de seguridad-, ¿tiene fallos? Hay que destaparlos. ¿Es alarmista sin necesidad? Lo mismo. ¿Hay, más o menos, algo de vedad en lo que dice? Hay que actuar en consecuencia, pues. Y lo mejor en estos caso es que la información fluya libre, tanto como el código de los programas que ha analizado.
Cuando los nuevos usuarios que llegan a Linux, y prácticamente todos lo hacen desde Windows, comienzan a conocer cómo funciona el sistema del pingüino y el ñu (siempre se nos olvida este último), no suelen tardar en darse cuenta de que la seguridad en GNU/Linux es superior. Para empezar, el sistema de gestión de software mediante repositorios controlados (¡por defecto!), con todos los paquetes firmados y listos para actualizar todo el software de tu máquina de un plumazo… Windows Update, comparado con eso, se queda en lo mínimo.
Asimismo, el sistema de administración del sistema, junto con el sistema de permisos o el cifrado completo de disco… Windows 8 supone un cambio a mejor en todos esos puntos, pero sigue sin llegar al nivel de los sistemas basados en Linux, que además disponen en su mayoría de herramientas instaladas de serie como SELinux o AppArmor. No hay color, a menos que tires de herramientas adicionales, normalmente solo al alcance de expertos. Y sin embargo, creerse por ello que GNU/Linux es a prueba de balas, me parece, como digo, un tanto inconsciente.
Todo este rollo que estoy soltando, como es evidente, no va de seguridad. Cambiamos de tercio con un artículo que publicamos hace unos meses, en el que hablábamos de ofimática, compatibilidad, Open Source, Microsoft Office… ¿os acordáis? Era un caso concreto de alguien con la voluntad de utilizar software abierto, pero con la imposibilidad de hacerlo debido a limitaciones reales sobre las que se puede discutir, pero siguen estando ahí. En este punto yo estoy a favor de ayudar a que las cosas cambien, no de negar la evidencia.
Sobre este último asunto, el de la ofimática con Microsft Office de por medio, hemos hablado en más de una ocasión por aquí, y la misma cuestión siempre está presente: mientras se derrota o no al enemigo en lo que a aplicaciones y formatos se refiere, ¿valdría la pena contar con Microsoft Office en GNU/Linux (en mi opinión, esa no se la creía ni ‘el Tato’) o, al menos, con una aplicación mucho más compatible, como WPS Office? Mi opinión, de nuevo (esto es un artículo de opinión… por si acaso) es que sí, aun a riesgo de que algunas de esas aplicaciones estrella- quien dice Microsoft Office, dice Photoshop, AutoCAD, etc- pudiesen opacar a sus respectivas alternativas Open Source. Primero, cubrir necesidades; segundo, mejorar lo que necesite ser mejorado.
¿Puedo venir a «quejarme» de las carencias de GNU/Linux sin que se me trate de traidor a la causa? Es algo que me planteo cada ve que me toca -o apetece- escribir sobre alguno de estos temas sensibles. Como el de los juegos. Considero que la llegada de Steam a Linux es decisiva, a pesar de que falta mucho para estar a un nivel aceptable. Y no es el único área con ese problema. ¿Conocéis el fenómeno BYOD? Atentos a este vídeo (cuidado que en la segunda parte sale «el monstruo de los developers«):
Aunque lleva varios días colgado, yo vi ese vídeo, la primera parte, que es publicidad pura y dura, después de publicar la noticia de la seguridad del escritorio Linux, y me planteé qué opinión merecería el mismo en estas páginas. Porque el fenómeno BYOD está imponiéndose un poco a la fuerza, al estar conectados constantemente, al teletrabajo; y el ecosistema creado por Microsoft con Windows, Windows Phone y Microsoft Office 365, lo cierto es que suena bastante interesante, muy especialmente para el usuario profesional.
Así, ¿puedo decir que GNU/Linux o el Open Source necesitan de una alternativa sólida a lo comentado? ¿Puedo decir que, sin entrar en el aspecto técnico, la única iniciativa en este sentido con, valga la redundancia, algo de sentido, es la de Canonical con Ubuntu, Ubuntu Touch y demás? Son preguntas retóricas, pero están ahí para mucho tipo de usuarios. En definitiva, ¿podemos hablar sin prejuicios de las carencias de GNU/Linux? No entiendo a la gente que encuentra en toda crítica un ataque gratuito, y no creo que eso beneficie a ninguna causa.
Para terminar con esto que me ha salido, que no sé muy bien qué es salvo opinión pura y dura (por lo tanto, susceptible de cambio o evolución, como prefiráis), un detalle: conozco varios casos de profesionales que están volviendo de GNU/Linux a Windows debido a una falta de interoperabilidad con sus dispositivos móviles (aplicaciones específicas), y cuando hablamos de dispositivos móviles en España, en un 90%, estamos hablando de Android. Es decir, Android ofrece más valor añadido al usarlo en conjunto con Windows, que con GNU/Linux. ¿Cómo es eso posible? Pues así están las cosas.
Hay que mejorar y masticar las críticas despacio, con detenimiento, y obrar en consecuencia. No hace falta llegar a punto de «el que te quiere te hará llorar», pero por lo menos sí dudar, ¿no?