La ambiciosa iniciativa de Canonical para fabricar Ubuntu Edge, un dispositivo que de ser lo que se promete -y de tener algo de suerte- podría revolucionar el segmento de la computación de consumo, también podría acabar en agua de borrajas antes de tiempo. En estos momentos, llegando al ecuador de la campaña en Indiegogo, los números no acompañan.
Si esta semana hemos mantenido silencio informativo acerca de Ubuntu Edge no es debido a la falta de novedades, pues casi cada día se conocía un nuevo detalle de la campaña de recogida de fondos, que no ha parado de incorporar diferentes «recompensas» para incitar al indeciso. Simplemente, la sobrecarga de la semana pasada exigía un respiro. Además, las novedades caían como piedrecitas en un lago, daban dos botes y se perdían.
Una de las últimas recompensas que más éxito está teniendo es el paquete de 50 dólares, que incluye el reconocimiento como contribuidor y una camiseta con un diseño que… bueno, se lo podían haber currado más. Pero está gustando.
Por otra parte, la campaña ha ganado un patrocinador (¿el primero?), LastPass, el popular gestor de contraseñas. Con cada Ubuntu Edge irá de regalo un año gratis de LastPass Premium. Como aderezo no está mal, pero poco más. Y que nadie me entienda mal. LastPass es un gran servicio (yo mismo lo utilizo), pero la suscripción cuesta 12 dólares al año. Dudo que alguien se deje llevar por eso.
Lo que tendría que hacer Canonical, y lo digo solo para dejar constancia, es regalar con cada Ubuntu Edge 100 GB de almacenamiento gratuito en Ubuntu One durante el tiempo de soporte que se le dé al aparato. Esa sí que es una buena idea (y no es mía, se la daban a Mark Shuttleworth en su entrevista en Reddit, y le gustó. A ver si la aplica).
En cuanto a Ubuntu Edge como smartphone, se desveló finalmente una tabla comparativa de características del dispositivo con los dos pesos pesados actuales, iPhone 5 y Samsung Galaxy S4. Lo podéis ver a continuación.
La pregunta es si para cuando se lance el dispositivo en primavera de 2014 esas especificaciones mantendrán la talla o no, y todo parece indicar que sí. Es más, Ubuntu Edge seguiría destacando en almacenamiento interno (128 GB), o memoria RAM (4 GB). Por no hablar de su capacidad más atractiva, la de llevar el PC en la mano.
Sobre este último punto, el de ser Ubuntu Edge un dispositivo todo en uno, estaría bien saber a ciencia cierta si el cacharro está de verdad diseñado para sustituir al PC; si podría aguantar una sesión de trabajo de varias horas, o acabaría reventando. Porque del dicho al hecho… (no niego la genialidad de la idea, pero pienso en cosas como el calentamiento o la multitarea con aplicaciones a pantalla completa en resoluciones de 1.920×1.080 y me entran serias dudas).
Pero todo cuanto has leído hasta aquí no vale de nada si Canonical no alcanza su objetivo de recaudar 32 millones de dólares. ¿Se logrará la hazaña? ¿O quedará todo en el sueño de una noche de verano?
La aventura comenzó de manera impecable, consiguiendo las primeras 24 horas más de tres millones de dólares. De haber mantenido ese ritmo, la suma total ya se habría conseguido. Sin embargo, la cifra que ‘anota el marcador’ en el momento de redactar este artículo supera por poco los 8 millones de dólares. Es decir, a tres días para agotar la mitad del tiempo, tan solo hay una cuarta parte del dinero. Asimismo hay que recordar que se trata de una campaña de financiamiento fijo, que «solo recibirá los fondos si recauda al menos 32 millones de dólares antes del final del plazo». La fecha límite, el 21 de agosto.
Desde luego, haciendo la cuenta de la vieja -que era de 1 millón por día- las próximas fechas se antojan de misión imposible; de fuerte golpe en la moral para Canonical y de estacada mortal para Ubuntu Edge. A no ser, como sucede en las películas de acción, que aparezca Tom Cruise Ethan Hank arma en mano a salvar la situación en el último momento. Quien dice Ethan Hank arma en mano, claro, dice Mark Shuttleworth chequera en mano. Y no está escrito que algo así llegue a pasar.
Se sabe –lo ha dicho el propio Shuttleworth– que si la suma final de Ubuntu Edge supera los 32 millones estimados, le tocará al empresario sudafricano poner el dinero que falte. Lo que no se sabe es qué ocurrirá si no se llegan a reunir los 32 millones. ¿Pondrá también Shuttleworth el dinero restante para no perder lo acumulado? Es de suponer que dependerá de cuánto sea ese dinero restante. O tal vez no, y se lleva a rajatabla el modelo de financiación colectiva.
Decía el otro día que, personalmente, me daba un poco de vergüenza ajena que Canonical hubiese recurrido a «pedir» para financiar Ubuntu Edge. No menosprecio el impacto mediático que ha tenido la campaña, ni el hecho de que Canonical, valga la redundancia, ha hecho -y va a seguir haciendo- historia en el crowfunding. Pero una vez más hay que repetir que no vale de nada la gesta si no se consigue el objetivo marcado, y que lo ideal hubiese sido un acuerdo con algún fabricante. Que no lo haya habido es mala señal, como mala señal es que el contador -el del dinero, no el de tiempo- no avance con más brío.
Solo queda, pues, esperar. A ver qué as tiene guardado en la manga Canonical, si es que tiene alguno. Hay analistas que indican que el monto final estará entre los 18 y los 22 millones de dólares, teniendo en cuenta los tres estadios por lo que pasan este tipo de campañas: el hype inicial, la zona muerta de en medio y el empujón final.