Mark Shuttleworth y por extensión Ubuntu se llevaron el pasado fin de semana uno de los premios «Big Brother» que cada año se dan en Austria… a entidades que no respetan la privacidad de sus usuarios o que directamente los espían. Así, el fundador de Canonical comparte «galardón» en esta edición 2013 con organizaciones como la NSA o el Partido Popular austriaco.
¿Por qué? Te preguntas. Por la búsqueda integrada del menú de Ubuntu con Amazon, esa que tantos ríos de tinta hizo correr tras el lanzamiento de Ubuntu 12.10 y que supuso para la distribución todo un batacazo en materia de privacidad. Dos de las críticas más crudas a esta nueva función llegaron desde la Electronic Frontier Foundation (EFF) y Richard Stallman, que sin cortapisas acusó a Ubuntu de spyware (y lo sigue haciendo).
La respuesta de Mark Shuttleworth al tumulto fue la siguiente:
No estamos diciéndole a Amazon lo que está buscando. Su anonimato se preserva porque manejamos la consulta en su nombre. ¿No confía en nosotros? […] Usted ya confía en nosotros con sus datos. Usted confía en nosotros para no meter la pata en su máquina con cada actualización. Usted confía en Debian y en una gran parte de la comunidad de código abierto. Y lo más importante, usted confía en nosotros para resolver algo cuando, siendo humanos, nos equivocamos.
Un respuesta elegante y certera que, sin embargo, deja un sabor agridulce a estas alturas de la película. Porque por supuesto que los errores humanos existen y la rectificación es el proceder adecuado en esos casos. Pero es que en Canonical todavía no se han dado cuenta del error que supone su actitud, no de ofrecer una búsqueda centralizada que en el último lanzamiento de Ubuntu raya en la locura, mezclando resultados locales con decenas de fuentes en línea. No. El error de cajón de Canonical es, como hemos dicho tantas veces, que esa función viene activada por defecto.
Y aquí está la consecuencia: un premio «Big Brother» que desde luego no se merecen con todo lo que hay suelto por ahí, pero que se van a comer con patatas, como hace el usuario medio de Ubuntu con los resultados que invaden el Dash cada vez que se teclea algo. Ergo, mala publicidad para GNU/Linux.
Porque no importa que Ubuntu vaya mejorando las opciones de privacidad versión tras versión, que estas «cosas» se puedan desactivar fácilmente, que los buscadores de Internet más populares recopilen mucha más información sobre el usuario o que los premios «Big Brother» no los conozca ni ‘el Tato’ fuera de su ámbito y región.
Lo que importa es que Ubuntu, aunque haga de intermediario entre las fuentes en línea y tu equipo, sigue ofreciendo esa dudosa característica por defecto, sabe lo que buscas yno parecen tener intención de cambiar un ápice. Pues bien. Toma «Big Brother».