No vamos a decir a estas alturas de la vida que 2014 será el año de Linux. Entre otras cosas, porque 2013 fue el año de Linux, al igual que 2012… Pero la soflama mil veces repetida no se refiere a superordenadores, servidores, electrodomésticos o movilidad, sino al ansiado escritorio de PC. ¿Hemos perdido la guerra? Todavía no.
Sin embargo, la posible victoria, que no tiene que ser por k.o., puede terminar dejando un regusto amargo. Porque, a pesar de que las estadísticas no se las creen ni los que las publican, el gran asalto de Linux a los ordenadores personales, seguramente, no llegue como GNU/Linux o Ubuntu, sino como Chrome OS en la forma de Chromebooks.
Si seguís las noticias tecnológicas ya lo sabéis: los anuncios de nuevos modelos de Chromebooks para este año han inundado el CES 2014. Todas las grandes marcas va a sacar uno o varios, y los vaticinios de los expertos suenan a fuegos artificiales. De hecho, en los últimos días no se habla de otra cosa -en el segmento PC- que de equipos dos en uno -con Windows y Android- y Chromebooks.
Ciertamente, la situación hace que uno se plantee si los dos ejemplos de nuevos paradigmas son la salvación del PC, especialmente cuando las cifras acompañan: uno de cada cinco portátiles vendidos en Estados Unidos lleva el sistema operativo de Google basado en su navegador web Chrome. Y, ojo, que no solo hablamos de equipos de medio pelo, aunque hay que reconocer que parte del tirón de los Chromebooks es su bajo coste, lo que los hace atractivos -también lo habréis leído- en centros educativos.
En efecto, es demasiado pronto como para laurear a estos portátiles al nivel de «Windows killer»…, pero hay indicios. Y la apuesta de los fabricantes es el más notable.