Las empresas, las grandes propulsoras de Linux, dicen nuestros compañeros de MuyCanal. Y no les falta razón. Lo que un día fue un proyecto prácticamente comunitario, es hoy algo muy diferente.
La Fundación Linux ha presentado su informe Linux Kernel Development, donde entre otras cosas se habla de las contribuciones en forma de código que recibe el kernel Linux. La tendencia de los últimos años, que sitúa a los desarrolladores voluntarios como el grupo de programación mayoritario, se mantiene, pero en descenso.
En conjunto, los desarrolladores voluntarios aportan más que Red Hat o Intel; sin embargo, son los empleados de éstas y muchas otras empresas quienes están creando Linux estos días, hasta en un 80%.
Esta tendencia, en todo caso, no es difícil de explicar. Linux es una tecnología puntera que está detrás de productos y servicios que mueven miles de millones de dólares, y donde hay dinero, hay empresas. Además, desarrollar el kernel no es asunto baladí, y las exigencias no son bajas precisamente (ya sabemos cómo se las gasta Linus Torvalds).
De hecho, he aquí una cita -del mencionado informe- que puede interesar a cualquier desarrollador que nos lea:
Los desarrolladores kernel son pocos. Por ello, cualquiera que demuestre sus habilidades con el código tiene pocos problemas para encontrar trabajo. Realmente el mayor problema es encontrar estos perfiles. Así los desarrolladores voluntarios tienden a estar poco tiempo de esa forma.