Puede parecer un tema trillado para quienes respiramos Linux día sí, día también, pero las nuevas generaciones de usuarios que van arribando merecen su parcela de atención y una de las preguntas que más nos han repetido en las últimas fechas -sí, se nota el «efecto XP»- es acerca de software de oficina, qué suite ofimática elegir. ¿Y qué nos cuesta hacer un pequeño repaso de las principales alternativas disponibles? Pues nada.
Hablando de suites ofimáticas, hay que reconocer que han cambiado mucho las cosas de unos años a esta parte y no hay apenas por lo que quejarse. Veamos.
Es la reina de GNU/Linux, la opción más apoyada e instalada por defecto en casi todas las grandes distribuciones. Incluye procesador de textos, hojas de cálculo, presentaciones, base de datos, editor de gráficos vectoriales, fórmulas matemáticas y un ingente montón de funciones.
La sucesora directa de la más popular suite ofimática Open Source que el mundo haya visto. Ahora es un poco como la madrina malvada de LibreOffice, con iguales características y mucho potencial.
Esta es la alternativa propia del escritorio KDE, por lo que una de sus grandes virtudes sería la integración con dicho entorno. Incluye procesador de textos, hojas de cálculo, presentaciones, base de datos, gestor de proyectos, diagramas, dibujo vectorial, edición de imágenes y más herramientas que la convierten en el conjunto de aplicaciones más completo. Sin embargo, en cuanto a funciones y estabilidad, LibreOffice la supera. Amplía la información.
También llamada WPS Office, es una veterana suite ofimática de origen chino e interfaz tipo ‘Ribbon’ enfocada en ofrecer la mejor compatibilidad con Microsoft Office, y sin duda es la mejor en eso. Las pegas: es software privativo, no tiene soporte para Open Document y todavía está sin traducir (solo chino e inglés) y en estado alfa. Su instalación, además, precisa de un poco de interés (varía según la distro). Amplía la información.
Por supuesto, las aplicaciones en la nube son una opción muy válida en estos tiempos que corren, exceptuando tal vez a los usuarios con necesidades avanzadas. Si no es tu caso, Google Docs, ahora fusionado con Google Drive, es ideal y tiene sus ventajas: solo necesitas un navegador, permite colaboración en tiempo real, fácil compartición y no es imprescindible estar constantemente conectado a Internet gracias a la aplicación para Chrome.
No podía faltar. Con su Word, su Excel, su Powerpoint… Eso sí, a través del navegador web y OneDrive, la nube de Microsoft. No es tan potente como la suite de escritorio, desde luego, pero si te conformas con lo que ofrece y lo que más te interesa es compatibilidad total con los formatos de Microsoft… ¡blanco y en botella! En esencia es la alternativa de Microsoft a Google Drive, y va por buen camino.
Como alternativa desesperada también es posible instalar Microsoft Office en Linux mediante Wine o ‘facilitadores’ de éste como PlayOnLinux, pero lo cierto es que en la gran mayoría de los casos no habrá razón para ello.
Sin dejar las nubes y como alternativa a las alternativas de los gigantes, valga la redundancia, el impresionante ecosistema de aplicaciones en línea de Zoho es de mención obligada: oficina, productividad, colaboración, CRM… Y con instaladores para Linux, aunque funciona tipo webapp -con indicador en la bandeja de sistema, ojo-. Lo malo, que son tan privativas como las de Google o Microsoft.
Aquí dejamos este somero repaso a lo más granado de la ofimática en Linux, porque haber, hay más (podríamos traer a colación a Joeffice, Abiword y Gnumeric…). Ahora serán las necesidades de cada cual las que determinen qué opción o combinación elegir, y como son todas gratuitas…
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