La palabra que culmina nuestro titular no existe pero se entiende bien, ¿verdad? Los movimientos en positivo en torno al Open Source en administraciones públicas del viejo continente van y vienen a mayor ritmo.
En las últimas semanas, por ejemplo, hemos sabido de algo de lo que pasa en Austria, del pulso que se mantiene en Múnich o de cómo Turín se ahorra sus millones gracias a Ubuntu y LibreOffice.
Ha habido más noticias, que nos hemos guardado para no cargar con el mismo tema siempre. Pero alguna sí merece ser leída en alto para que quede constancia y se extienda la voz.
A quienes gustó la noticia de Turín gustará saber que otra ciudad italiana ha emprendido un camino similar, más comedido, apostando por OpenOffice para gobernar los 900 equipos dependientes del consistorio. Se trata de Udine, una población al norte del país con más de 100.000 habitantes.
Puede parecer un gesto pequeño en comparación a otros, pero es muy significativo, pues la gran dependencia en administraciones públicas sigue siendo la ofimática. Una vez derribado ese muro es más fácil que caiga el siguiente.
Así nacen iniciativas como la de OpenForum Europa, un grupo de defensores del Open Source en la Unión Europea que quiere que se denuncien aquellas páginas -del engranaje de Bruselas- que no ofrezcan su documentación en formato OpenDocument (ODF). El sitio de denuncia es FixMyDocuments.eu y está apoyado por Neelie Kroes, vicepresidenta de la Comisión Europea como comisaria de Agenda Digital.
Hay más ejemplos, por supuesto.
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