Kubuntu ha sido considerado durante mucho tiempo el «patito feo» de dos familias. Primero de KDE, debido a la pésima implementación de este entorno, con una mala integración y rendimiento que hacían salir corriendo, siendo una de las distribuciones que más contribuyeron a darle la etiqueta de «pesado» que muchos le siguen poniendo. Luego la familia Ubuntu, mientras que otras versiones alternativas como Xubuntu cosechaban elogios gracias a su mejora constante, tanto en rendimiento como a nivel estético, Kubuntu no paraba de recibir críticas y llegó a ser considerada la “peor distribución KDE”.
Hace un par de años J. Pomeyrol, antes como MetalByte, publicaba una opinión poniendo por las nubes la distribución que nos ocupa, así que decidí darle otra oportunidad, pero siguió sin convencerme a pesar de las notables mejoras.
Breve historia hasta el abandono por parte de Canonical
No se puede decir que la historia de Kubuntu sea compleja, de hecho es muy simple, ya que no es más que Ubuntu con KDE por defecto, del que toma prestada la K para formar su nombre. El líder de este proyecto (al menos que yo sepa) siempre ha sido Jonathan Riddell, una de las personas más importantes dentro del mundo de KDE y que anteriormente estaba siendo pagado por Canonical para mantener Kubuntu.
Debido a la poca aceptación, Canonical dejó de financiarlo y mandó a Riddell a la calle, haciendo pensar a muchos que estábamos ante el fin de una distribución, ya que Kubuntu se quedó sin apoyos.
Adopción por Blue Systems y mejora
Cuando parecía que Kubuntu estaba al borde de la muerte apareció una misteriosa empresa alemana, Blue Systems, que decidió patrocinar esta distribución. Aparte de Kubuntu, también son los encargados de otra distribución basada en esta, NetRunner, además de tener en su plantilla a algunos pesos pesados en el desarrollo de KDE, como Martin Graßlin.
Aunque al principio había cierto recelo, al igual que con la compra de Qt por parte de Digia, al poco tiempo se empezaron a ver los resultados y que Blue Systems se tomó en serio el desarrollo de Kubuntu. Aunque no fue un camino de rosas, la distribución poco a poco fue ganando calidad, mejorando el rendimiento y ofreciendo una mejor implementación del entorno. Una evolución que le ha permitido pasar de ser el «patito feo» de KDE a una de las distribuciones de referencia con este entorno de escritorio.
Kubuntu 14.04, la consolidación
Llevo tiempo siendo un fan de KDE y he estado buscando una distribución que me ofreciese un soporte duradero, pero en KDE no había opción que le hiciese sombra a openSUSE, ya que otras distribuciones como Debian también ofrecen un soporte largo, pero a cambio de software anticuado que podría ser difícil de poner al día.
Así que aprovechando la rotura de mi desktop, decidí darle una última oportunidad a Kubuntu. Llevo ya dos semanas y después de ese tiempo, si el sistema no me convencía, ya me habría dado cuenta de ello, así que puedo decir que se ha convertido ya en el sistema por defecto de mi desktop.
Kubuntu ya no es esa distribución con mal desempeño de hace unos años, ahora es uno de los exponentes más solidos de KDE, tanto que rivaliza directamente con openSUSE, aunque desde su propia perspectiva. Mientras que la distribución del camaleón ofrece un KDE “tuneado”, bonito y bien implementado, el “hermano” de Ubuntu ofrece una implementación más en bruto, con pocas florituras, pero con un rendimiento espectacular. Poco importa si se ve feo, ya que siempre tienes la opción de ponerlo a tu gusto, aunque yo no soy de esas personas que tiendan a modificar muchas cosas aparte de las superficiales.
Conclusión
Se puede decir que estamos ante una de las mejores distribuciones GNU/Linux que existen, con una maravillosa implementación de KDE y que ofrece un soporte bastante largo. ¿Qué mas puede pedir un fan del entorno de la K?