Nuevo capítulo de esta batidora a la que denominamos como ‘G30 Test‘ y que nos sirve para dar cabida a más distribuciones en la zona Mountain y ponerlas a prueba frente a un equipo, el Graphite 30, que simboliza el reto ideal para el escritorio Linux en los días que corren. En resumen, esto va de «componentes modernos vs compatibilidad por defecto«.
Hasta el momento solo una distro se ha enfrentado al G30 Test: OpenMandriva Lx 2014.1, con un resultado de aprobado raso que, no obstante, la sitúa a la cabeza de la lista, solo por debajo de Ubuntu. Claro que con una lista de dos, poco mérito hay en quedar segundo. ¿Qué pasa cuando entra en juego openSUSE 13.2? Veamos.
Pero antes, un inciso: esta serie de artículos no son definitivos en ningún caso. Son pruebas de brocha gorda en las que nos ponemos en la piel de un usuario común, del que se molesta en leer, pero que no tiene por qué conocer la distribución.
El jueves se cumplirá un mes desde que se lanzó openSUSE 13.2, una versión en principio sin excesivo atractivo después de una anterior que fue brillante y que además gozará de soporte extendido, pero nada más lejos de la realidad: openSUSE 13.2 presentó cambios muy relevantes de los que no vamos a dar cuenta ahora porque terminaríamos desviándonos del motivo de esta entrada y no es necesario, hay tiempo para todo. Hoy, al grano…
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openSUSE 13.2 64-bit
- Kernel 3.16
- X.org X11 server 1.16.2
- Mesa 10.3.0
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Mountain Graphite 30
- Intel® i7 4712MQ a 2,3GHz
- 8 GB de RAM DDR3 1600 Mhz
- SSD Toshiba 128GB mSATA
- HDD Western Digital 750GB 2,5″
- Intel HD 4600 de 1,5GB DDR3
- Nvidia GTX 860M de 2GB GDDR5
- Intel Dual Band Wireless 7260
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Instalación
La instalación de openSUSE 13.2 ha variado con respecto a versiones previas, y a pesar de que sigue siendo sencilla a la vez que ofrece muchas más posibilidades que cualquier otro instalador de GNU/Linux, tiene duricias que convendría pulir de cara al nuevo usuario. Este es uno de los temas a tratar otro día, pero dejo constancia -aunque lo hemos contado más veces- de que el particionado sugerido por defecto contempla Btrfs para la raíz y XFS para el directorio personal, y con esa configuración en el equipo que nos ocupa, he sufrido un mal rendimiento que no se repitió al pasar a ext4.
El proceso de instalación completo dura alrededor de 6-8 minutos (tarda casi lo mismo en iniciarse el instalador que en completarse el proceso).
Conectividad
Sin sorpresas. Todo funciona a la primera, incluyendo por supuesto la conexión inalámbrica, Bluetooth, webcam y el etcétera que le acompaña. No es que esperase algo diferente, aunque con los antecedentes más inmediatos no estaba convencido al cien por cien. ¿Se le puede pedir menos a una distribución moderna?
Gráficos
Tampoco hay sorpresas en este apartado: openSUSE 13.2 hace uso por defecto de la gráfica integrada y el resultado es el esperado, o sea bueno. Al igual que OpenMandriva y a falta del apaño ‘Prime’ de Ubuntu, la activación de la Nvidia es harina de otro costal. Porque openSUSE 31.2 incluye en los repositorios un Bumblebee que no funciona. O, mejor dicho, un Bumblebee incompleto que requiere de un repositorio adicional.
La solución pasa por la wiki de openSUSE y, ojo, prestando atención, porque de lo contrario, especialmente si no te desenvuelves con la distro, puedes liarte bien liado (más info aquí). Asimismo, un retoque al archivo de configuración de las X y Bumblebee es imprescindible para dejarlo todo lo más perfecto posible.
En este punto no me sale otra cosa que lanzar una súplica al aire que empieza por «ubun» y acaba en «tu».
Otros
El touchpad responde estupendamente -aunque dependerá del entorno de escritorio escogido el disponer de una configuración más precisa- y lo mismo con las teclas de función, excepto para el modo avión, que también falla en su tecla física.
La hibernación… Yo la verdad es que no sé qué hacen con openSUSE, pero es con mucha diferencia la distribución -de las que he probado- que mejor maneja este apartado. Chapó.
Y de arriba volvemos abajo, con un tiempo de arranque de entre 20 y 30 segundo, inadmisible en una SSD. La cuestión es que no encontré el momento de investigarlo, así que lo dejaremos en incógnita, porque algo raro había por ahí.
Conclusiones
En este ‘G30 Test’ en concreto, openSUSE 13.2 se muestra como una opción más amigable de lo que lo fue OpenMandriva Lx 2014.1, pero mucho me temo que sin alcanzar a Ubuntu. Son los gráficos híbridos los que juegan a favor de la distro de Canonical y en contra del resto, y no es asunto baladí, sobre todo para el recién llegado.
Por lo demás openSUSE 13.2 se comporta a la altura de las expectativas, que no eran pocas después su anterior versión.