Una semana después de mostraros unas impresiones sobre el Aquaris E4.5 Ubuntu Edition, volvemos a hablar de este dispositivo a razón del sistema que lo gobierna y, más en concreto, del núcleo de ese sistema. Y es que a Canonical y BQ les ha tocado ponerse a limpiar… ¿el qué?
Da la casualidad de que ayer, tras un par de semanas de silencio, se lanzaba una nueva venta relámpago del terminal, como siempre, hasta agotar las existencias. Un par de días antes se actualizaba el repositorio de BQ en GitHub y otro par de días antes, al móvil le llegaba una actualización mayor. ¿Novedades increíbles? Más bien no (aunque esta última actualización ha traído pequeñas correcciones muy de agradecer).
Con la review del Aquaris E4.5 Ubuntu Edition como referencia, se mencionaba ahí una queja de parte de la comunidad Open Source por el hecho de que el teléfono estuviese inflado a controladores privativos para su correcto funcionamiento. No fue la única queja. Carsten Munk, miembro del proyecto Mer e ingeniero de Jolla, le echó un vistazo al código del kernel y se encontró con un auténtico desastre, según relata. No un desastre a nivel de software, sino de licencias.
Al parecer, el problema se daba por un desorden tal en la información de las fuentes que creaba incompatibilidades entre licencias, invalidando de facto la GPLv2 bajo la que se distribuye el kernel Linux. Munk se lo comunicó a Canonical, sin obtener respuesta. Y entonces lo publicó en su blog. Y entonces uno de los desarrolladores de Ubuntu abrió un reporte en Launchpad. Y entonces desarrolladores de Ubuntu y BQ se pusieron manos a la obra, hasta que hace un par de días lo tuvieron solucionado.
Es un poco sorprendente que Canonical no tuviese este tema controlado desde un primer momento, pero la rectificación ha sido rauda y efectiva. Y, mejor aún, se resalta la implicación de BQ en este asunto. Porque con las licencias no se juega.