Anteayer se dio el lanzamiento de Windows 10 y no han tardado en aparecer las primeras voces críticas en el sector Open Source del software. Free Software Foundation (FSF) y Mozilla se posicionan frente a Microsoft, cada cual con su propia denuncia.
En el caso de la FSF no hace falta imaginarse que el código privativo es la piedra angular de argumentación: «Como todo el software propietario, Windows 10 pone a aquellos que lo utilizan bajo el pulgar de su propietario. Software libre como el sistema operativo GNU/Linux trata a los usuarios como iguales y les da el control sobre sus vidas digitales». Conciso y rotundo.
Pero no se quedan ahí y repasan alguna de las características dañinas que implementa la nueva versión de Windows: la obligación de instalar todas las actualizaciones conforme se publiquen para los usuarios de la edición básica del sistema, convirtiéndolos en una suerte de betatesters involuntarios y de pago para más inri; además de la supuesta colaboración de la empresa -que la empresa niega- con la NSA y otros organismos gubernamentales estadounidenses, así como el renovado asalto a la privacidad de los datos personales de los usuarios y el uso que se pueda hacer de ellos a través de cualquiera de sus productos y servicios, con especial mención a Cortana.
Lo cierto es que más allá del núcleo duro del software privacidad, que en en el fondo es el fondo, valga la redundancia, las alarmas por los cambios en la política de privacidad de Microsoft con Cortana cual punta de lanza están comenzando a extenderse por toda la Red.
Pasando a Mozilla, la guerra es la de antaño y la batalla la presenta en esta ocasión Chris Beard, CEO de Mozilla, en una carta abierta y de tono tirante dirigida a Satya Nadella, CEO de Microsoft. La razón tiene nombre y se contrapone a Firefox y a la libre elección de navegador web en Windows 10: Microsoft Edge, la nueva apuesta de los de Redmond para recuperar el terreno perdido estos años. «La actualización a Windows 10 parece haber sido diseñada para limitar la elección de los clientes, sustituyendo la experiencia de acceso a Internet que desean por la experiencia de Internet que Microsoft quiere que tengan”, comenta Beard.
Se refiere a la complicación que introduce Windows 10 para fijar el navegador web predeterminado del sistema. Esa es la esencia de la queja, pues el cambio es posible, solo que no como antes, directamente desde un navegador alternativo, sino accediendo a la configuración de las aplicaciones en el centro de control. El asunto os lo explican con más detalle en MuyComputer, proceso de sustitución incluido.