El pasado marzo se cumplieron 30 años de la publicación del manifiesto de GNU, el texto firmado por Richard Stallman que definía el objetivo del proyecto que puso en el mapa tecnológico mundial un concepto inédito: software libre. Más tarde, en octubre de 1985, el mismo Stallman fundaba la Free Software Foundation, la organización con la que apoyar y difundir este nuevo movimiento.
Por lo tanto podemos decir que el Software Libre cumple 30 años, aunque lo cierto es que tiene alguno más. Hay quien declara el inicio del movimiento en 1983, cuando Stallman publicó el primer mensaje anunciando la creación de «un sistema operativo completo compatible con Unix llamado GNU (Gnu’s Not Unix) free para que todo el mundo pueda utilizarlo». Sin embargo lo que llevó a el ya veterano hacker a emprender su aventura fue el cambio de paradigma que se empezó a vivir en los ochenta: el software privativo. Hasta entonces regía un ambiente muy distinto, en el que la colaboración y no la comercialización del software era lo normal. Y como bien sabemos tres décadas después, Stallman no tragó con el cambio.
Nótese que he usado más arriba el término en inglés free, pues en ese idioma la palabra significa gratis además de libre y la acepción, por lo ambiguo, ha sido siempre de obligada mención para explicar -y entender- la verdadera naturaleza del software libre. De ahí que se repita tanto lo de free as in freedom, not free as in free beer (libre como la libertad, no gratis como una cerveza). De hecho, el manifiesto GNU se basó en el mensaje original de Stallman, pero desde su primera versión en 1985 y a lo largo de la siguiente década se editó en diversas ocasiones para aclarar y matizar conceptos como este.
¿Qué ha pasado desde entonces? Parte de la historia reciente sin duda la habéis vivido cualquiera de vosotros: el software libre ha triunfado hasta límites insospechados, con matices. Por ejemplo, el viernes abrimos el día con las cifras del Open Source en lo económico. Pero, claro, ni Open Source es estrictamente Software Libre, aunque en muchos casos pueda serlo porque lo que manda es la licencia, ni todo se mide por el impacto económico. Desde luego, no bajo el prisma de un movimiento civil, que al fin y al cabo es lo que sembró y abonó Richard Stallman.
Se ha avanzado, pero sigue quedando otro tanto. Los frentes abiertos han cambiado con el tiempo y sobre este asunto la entrevista que le hizo unas fechas atrás Jono Bacon a John Sullivan, director ejecutivo de la Free Software Foundation, es una muy recomendable lectura. También un perfecto broche de cierre para esta entrada en la que destacamos la figura del gran RMS por su contribución decisiva, sin olvidar que los logros son obra del esfuerzo conjunto de muchas personas con una meta común: la libertad (del software).