Las Navidades, tal y como las celebramos en la mayoría del mundo occidental seamos religiosos o no, son la viva estampa del ‘postureo’, de la hipocresía si se prefiere, aunque a mí me suena demasiado dura la palabra. No obstante, es así: todo el año a nuestra bola, pero en Navidades a comportarse, a ser mejores con el prójimo, a repartir amor y bla, bla, bla… Exagero, sí, y por si no transciende, mi tono es jocoso.
Porque tampoco vamos a engañarnos: las Navidades nos gustan, y quien diga lo contrario, que las odia, lo más probable es que mienta. Caso diferente es el de la gente que las ignora; al fin y al cabo, no hay mayor desprecio que el no hacer aprecio, según el refrán, y no se tiene por qué aplicar al hecho al caso. Por supuesto, cada uno es libre de actuar como considere apropiado.
La cuestión es que las Navidades, cual ente abstracto, intentan sacar lo mejor de nosotros mismos y lo máximo de nuestros bolsillos, no olvidemos eso tampoco. El trasfondo de «noche de paz», reunirse con la familia, pegarse comilonas, dar y tal vez recibir regalos y el etcétera que corresponda, está muy bien, de acuerdo, pero hay que resistir la tentación de caer de lleno en ello. Por eso os digo, recordad ser un poco egoístas.
Guardaos un poco del amor y otro poco de la hucha para gastarlo en vosotros y vosotras. Emplead algo de tiempo y capital en lo que os beneficie personalmente. Por ejemplo, en el software libre que cada día os acompaña y hace la vida más fácil; en algo tan frío y sin alma como un código fuente que por arte de magia se convierte en esa herramienta que utilizáis de manera constante y sin la que no os imagináis. Detrás de cada línea de código siempre hay alguien.
Estas Navidades daos un respiro para evaluar qué proyectos de software libre cumplen con vosotros y cumplid con ellos, aunque sea solo un poco. ¿Cómo? Hay dos vías:
- Echando una mano en lo que se pueda, y no todo es desarrollo puro y duro. Se puede ayudar programando, empaquetando, traduciendo, documentando, atendiendo a usuarios con problemas… y de otras formas, dependiendo de las necesidades del proyecto.
- Con una aportación económica. El dinero motiva, pero también es imprescindible para mantener infraestructuras y servicios, organizar encuentros y eventos… o pagar sueldos, por qué no. Por el precio de un cubata al año, si más gente hiciera lo mismo, muchos proyectos gozarían de una salud envidiable.
Ya lo sabéis: estas Navidades, sed un poco egoístas e invertid en software libre, porque lo que invirtáis os será devuelto con creces.
[Imagen: Shutterstock]