Este jueves se lanzará Ubuntu 17.10 Artful Aardvark, una versión muy especial por los cambios que trae y esperada a buen seguro por multitud de usuarios deseosos de probarla. ¿Merece la pena dar el salto? Solo el hecho de que nos lo preguntemos debería sugerir una pista. Hagamos repaso de lo que sabemos.
Para empezar, que nadie se asuste: el cambio de escritorio será mucho menos doloroso que el anterior. Primero porque GNOME está mucho más maduro de lo que lo estaba Unity en su momento. Segundo porque Unity y GNOME siempre se han dado un aire. Tercero porque en Canonical se han esmerado en «humanizar» GNOME Shell en lo posible y con apenas unos retoques han conseguido recrear algo la experiencia Unity,sin romper la propuesta de GNOME, según era su intención.
Es cierto que el adiós de Unity nos deja sin alguna de las mejores características del escritorio Linux, y los usuarios acostumbrados a funciones como el HUD o el menú global integrado en las ventanas y el panel van a tener que readaptarse al nuevo paradigma. Pero como decimos GNOME (3.26) está en un buen momento y ya es lo suficientemente flexible como para que cada uno se lo adapte con amplio margen de personalización.
Por otro lado, si con Unity ya se notaba, con GNOME Shell se recalca que estamos ante el entorno de escritorio más pesado de GNU/Linux, y habiendo como hay para elegir alternativas de todos los colores, no parece la opción ideal para todo tipo de usuarios. A ello hay que sumarle que Ubuntu abandona el soporte de 32-bit a partir de Artful Aardvark, al menos en lo que a su edición principal se refiere, por lo que «la familia» (Kubuntu, Xubuntu…) cobrará más atención si cabe, tal y como sucedió con la aparición de Unity.
Otro dato a tener en consideración es que a pesar de que en un principio se dudaba, Ubuntu 17.10 llegará finalmente con Wayland al frente. No es nada drástico porque está implementado mediante XWayland y la compatibilidad con aplicaciones es bastante alta, no así con juegos; y también porque es posible volver rápidamente al viejo X.org. La fluidez del escritorio con Wayland es muy buena, pero hay muchos detalles por pulir todavía.
Así que tal vez Ubuntu 17.04 fuese una versión especial por despedir a Unity, como lo será Ubuntu 17.10 por dar la bienvenida a GNOME Shell; pero en ambos casos son mucho más interesantes y recomendables las que les precedieron y les seguirán, léase Ubuntu 16.04 LTS, con un Unity que llegará hasta 2021, y Ubuntu 18.04 LTS, con un GNOME Shell que enfrentará su verdadera prueba de fuego. Por no mencionar que nunca recomendamos versiones intermedias por el escaso tiempo de soporte que ofrecen (9 meses) y esta no es ninguna excepción.
Pero qué voy a contaros yo de las ganas. A veces nos pueden y luego pasa lo que pasa. Por eso os digo: Ubuntu 16.04.3 va de lujo, pero… ¿Quién tiene previsto actualizar?