Pasa en ocasiones que instalas alguna aplicación que depende de algún servicio y el proceso se queda ahí, ad eternum, aunque solo lo uses de vez en cuando. O al revés: te toca estar iniciando un servicio que usas siempre y que por alguna razón no se fijó al arranque de la sesión cuando lo instalaste. Todo esto, en el tiempo de systemd, se soluciona con sus propios comandos.
Lo primero que explico me ha pasado últimamente, por ejemplo, con Plex, que uso de uvas a peras, o con MPD (Music Player Daemon), dependencia del reproductor de música Cantata que aún uso menos. Cada vez que abría el monitor de sistema y veía el proceso de Plex o MPD me decía «a ver cuándo quito eso»… hasta el día en el que te hartas y lo miras. Porque, ojo, aquí hablamos de sistemas de escritorio, donde este tipo de cosas no deberían suceder tan a la ligera.
Pero resolverlo es, como he dicho, cuestión de aprenderse un par de comandos, siempre que tengamos bien localizado el servicio correspondiente. En este caso y en otros tantos, esos servicios llevan el mismo nombre del proceso, por lo que no es difícil de adivinar. Primero hay que comprobar que el servicio está habilitado al inicio de la sesión:
systemctl is-enabled nombredelservicio
Y después, según queramos habilitarlo o deshabilitarlo (estos comandos deben lanzarse como administrador):
systemctl enable nombredelserviciosystemctl disable nombredelservicio
Por cierto, systemd nombra los servicios como nombredelservicio.service, pero los comandos funcionan bien sin la extensión.
Vuelvo a recordar que esta es la forma de habilitar o deshabilitar servicios al inicio de sistema solo en distribuciones que usen systemd, que actualmente son la inmensa mayoría en GNU/Linux. Por otro lado, hay administradores gráficos para estas cosas, pero no son accesibles en todas las distribuciones y su uso puede resultar más complejo que lanzar un simple comando.