¿Eres de los que piensa que lanzar comandos por consola es una práctica que aleja al usuario corriente de Linux? Entonces no sigas leyendo y quédate con cualquiera de las principales distribuciones para PC que hay disponibles, porque muy raro será que tengas que usar la terminal para hacer nada. En Ubuntu, Linux Mint, elementary OS, Deepin y otras tantas la consola es un complemento que puedes ignorar por defecto.
Sin embargo, son muchos los usuarios de Linux en PC que siguen utilizando la línea de comandos y la razón les avala: cuando sabes lo que estás haciendo, la consola es más rápida, ofrece más posibilidades de acción, más contexto e información, puede ser más segura e incluso más cómoda. Es decir, no hay razón para renunciar a todas las ventajas de un método que, cabe repetir, es opcional en la mayoría de los casos.
Por eso mismo, si eres un usuario con poca experiencia en Linux y la consola te da respeto, pero no te importa introducirte en su manejo, algo que te interesará conocer es el historial de Bash (Bourne-again shell, el intérprete de comandos más común en GNU/Linux). La aplicación de consola de tu distro y escritorio está ejecutando Bash y registrando en un archivo todo lo que escribes.
Ese archivo permanece oculto en tu directorio personal bajo el nombre de bash_history (p. ej. «/home/usuario/.bash_history») y puedes abrirlo con cualquier editor de texto plano, aunque es más rápido y sencillo abrir la consola y ejecutar history. En ambos casos verás una lista con todos los comandos que has lanzado, con límites.
El interés del historial de Bash consiste en tener a mano dichos comandos, por ejemplo en el caso de que te toque reinstalar el sistema o alguna aplicación que requiera de intervención manual, o en definitiva, para conservar lo que de manera puntual lanzaste por consola y se te acaba olvidando, pero que te podrían servir en un futuro.
Cuando estés mirando los archivos ocultos en tu directorio personal encontrarás también el archivo oculto bashrc, la configuración de Bash, que puedes editar para cambiar variables básicas que te faciliten la tarea de gestionar el historial. Hay uno especialmente útil a este respecto y no suele estar incluido por defecto: HISTFILE.
Esta variable indica el archivo en el que se guardará el historial de Bash (bash_history) y no está incluido en la configuración porque ya tiene un sitio en tu directorio personal; pero llevárselo a otro lado es buena idea si se quiere conservar. Por ejemplo, puedes guardarlo en una partición que compartas entre diferentes distribuciones, o en una carpeta que tenas sincronizada en la nube, y utilizarlo en diferentes instalaciones.
Con la configuración (bashrc) abierta, fíjate en la opción de HISTCONTROL y añade debajo suyo HISTFILE con la ruta que prefieras, por ejemplo:
HISTFILE=/home/usuario/Documentos
Guarda los cambios y reinicia la sesión. Ya tienes tu copia de seguridad del historial de Bash.
Ahora bien, si te has fijado en las variables que se veían hay muchas otras cosas que puedes personalizar para que la copia del historial sea más eficiente:
- HISTSIZE (número de comandos a recordar)
- HISTFILESIZE (número máximo de líneas)
- HISTCONTROL (con la posibilidad de eliminar duplicados)
Informarte a fondo de las variables y opciones disponibles es tan sencillo como abrir la terminal y lanzar un man bash, ya que a fin de cuentas es lógico querer saber qué hace un comando antes de ejecutarlo.
Y tú, ¿qué retoques les haces a tu bashrc?