Una semana después de que se anunciase que el nuevo Microsoft Edge se basará en Chromium, el navegador Brave da el salto definitivo hacia el proyecto que de unos años a esta parte se ha convertido en la plataforma web estándar de facto.
Brave es el navegador web desarrollado por Brave Software, compañía fundada por todo un fuera de serie de la Internet actual como Brendan Eich, creador del languaje de programación JavaScript, cofundador de Mozilla y uno de los últimos CEO que ha tenido la corporación, malogrado en su última etapa por sus devaneos políticos, por los que dimitió y abandonó el barco que ayudó a levantar.
Pero Eich no se rindió y poco después anunció su nuevo proyecto: Brave, un navegador dirigido a «arreglar la Web»… ¿cómo? Bloqueando publicidad y códigos de rastreo por defecto, reemplazándolo por los suyos propios y pagando a páginas web y usuarios en el proceso. Cómo lo llevan no está nada claro. Sin embargo, lo curioso del asunto es que Eich no eligió a Firefox como base de su navegador, sino a Chromium.
No todo Chromium, en cualquier caso. Según explican en el sitio oficial, Brave ha utilizado hasta ahora su propia biblioteca para la interfaz de la aplicación, que con la última versión del navegador han cambiado por la de Chromium consiguiendo una mejora del rendimiento del 22%, lo que se traduce en unos 8 o 10 segundos de carga más rápida.
«La nueva versión de Brave se basa en el mismo código fuente de Chromium que Chrome, pero a diferencia del navegador de Google, Brave no establece ninguna conexión con Google en segundo plano. Hemos desactivado Google Accounts and Sync y hemos eliminado toda la telemetría y el código de informe específicos de Chrome. Google tampoco se usa para sugerencias de búsqueda: Brave se basa en una lista de los principales sitios sin conexión de Alexa además de las pestañas abiertas y el historial almacenado solo en tu dispositivo», apuntan.
Otro cambio importante en Brave es el relativo a las extensiones y con esta nueva versión deberá ser el usuario el que las instale, con las advertencias de rigor y sin contar las propias de bloqueo que integra el navegador. Aunque los cambios son más, por lo que remitimos a cualquier interesado a la nota oficial.
Sea como fuere, Chromium está hoy más fuerte que nunca -principalmente por el movimiento de Microsoft, esto es una anécdota en comparación- y, a grandes rasgos, solo Firefox y Safari se oponen al absolutismo, cada uno a un extremo de la balanza.
Por si a alguien le interesa probarlo, Brave está disponible para móviles y PC, incluyendo Windows, Mac y Linux, aunque en este último caso su instalación requiere de lanzar un par de comandos o tirar del paquete Snap, mantenidos por los desarrolladores del proyecto pero que aún está por actualizar a su última versión.