Hablábamos el otro día sobre la fragmentación en el escritorio Linux, que la hay, aunque no sea tan perjudicial como parece: sí, hay unas cuantas distribuciones que se solapan entre sí, ofreciendo propuestas muy similares; pero el grueso de GNU/Linux lo forman proyectos de todo tipo, muchos altamente especializados en tareas concretas. Y luego también hay locuras como Bedrock Linux.
Bedrock Linux es una distribución que surgió en 2012, aunque no ha sido añadida a Distrowatch hasta este mismo mes de abril por no cumplir ciertos requisitos de la plataforma. Así es como la hemos conocido y tras echarle un somero vistazo, aquí os la traemos, porque en concepto tiene tela marinera. Por si acaso, una advertencia: ni la hemos probado, ni la vamos a probar, así que cuidado con lo que hacéis vosotros.
¿Por que nos hacemos eco, entonces? Por mera curiosidad, y es que el proyecto es cuando menos curioso. De acuerdo a su descripción oficial, «Bedrock Linux es una distribución que permite a los usuarios utilizar características de otras distribuciones que suelen ser mutuamente excluyentes. Esencialmente, los usuarios pueden mezclar y combinar componentes como se desee».
Por ejemplo, Bedrock Linux utiliza su propio gestor de paquetes, en el que puedes integrar el AUR de Arch Linux, Portage de Gentoo; tienes compatibilidad con las bibliotecas de Ubuntu, Debian o CentOS… «Todo al mismo tiempo, todo trabajando junto como un gran sistema operativo cohesionado«, destacan sus desarrolladores. ¿Cómo es posible hacer semejante mezcla y salir airoso, te preguntas?
Y la respuesta no es otra que mediante la creación de diferentes sistemas de archivos virtuales separados entre sí, pero dispuestos para trabajar al unísono, cual banda de heavy metal tocando con la orquesta filarmónica de turno. De esta manera, mientras que por un lado suenan violines y coros de ópera, por el otro el batería puede estar marcando un doble bombo a todo trapo, con el guitarra punteando.
O, explicado en términos más tecnológicos, puedes instalar una base Debian estable para montar un servidor, instalar encima el stack gráfico de Fedora para utilizar un escritorio, encima las aplicaciones más recientes de AUR… Y en teoría, que todo funcione como si de un único sistema se tratase, pudiendo además mantenerlo actualizado -una vez configurado- con un solo comando. ¿Suena mejor así?
Te suene como te suene, ten en cuenta que Bedrock Linux lleva casi siete años de desarrollo, y aun así todavía se encuentra en estado de «en construcción». Es decir, puedes probarla, pero con precaución. Su última versión es Bedrock Linux 0.7.3, cuya descarga, junto con toda la información que necesitas para echarla a andar, la tienes en la página web oficial. ¿Te has quedado de piedra o no?