No, los disquetes aún no están muertos. Quienes todavía dependan de este vetusto medio de almacenamiento podrán seguir contando con soporte en Linux. Pero por primera vez desde que Linux es Linux, el controlador queda huérfano, sin nadie que lo mantenga… Porque nadie usa ya disquetes.
El tema ha generado una de las discusiones más acaloradas durante el fin de semana en Reddit, aunque hace unos cuantos días que Linus Torvalds aprobó el cambio de código en el que certifica que el hasta ahora mantenedor del controlador de disquetes ha dejado de serlo, porque ya no cuenta con hardware en el que probarlo.
«El hardware de disquete físico se está haciendo difícil de encontrar, […] creo que el controlador puede considerarse bastante muerto desde el punto de vista del hardware real. El hardware que aún se vende parece estar basado principalmente en USB, por lo que no utiliza en absoluto este controlador heredado», comenta Torvalds.
«El antiguo controlador de disquete todavía se emula en varios entornos de VM, por lo que el controlador no desaparece, pero veamos si alguien está interesado en dar un paso adelante para mantenerlo», añade. El epitafio se lo pone Linus, pero podría ponérselo cualquiera: hace tiempo que el almacenamiento USB eclipsó a los disquetes.
Y tiene razón: ¿quién usa a día de hoy disquetes, salvo para cuestiones muy específicas? Antaño fueron la norma, y de hecho así fue como empezaron a distribuirse las primeras distribuciones Linux en un principio. Un vistazo a la cantidad de disquetes que hacían falta para instalar Slackware en 1994 da buena cuenta de ello.
Hacer lo propio con una distribución actual sería impensable. Afortunadamente, no es necesario. Así que puede que los disquetes sigan vivos en las configuraciones de algunos usuarios a lo largo del mundo, pero el epitafio ya lo tienen: el USB se los llevó por delante. Y gracias.
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