Linus Torvalds ya no se considera un programador. Así lo manifestaba a finales de 2019, pero lo cierto es que sigue siendo en principal contribuidor del kernel Linux, cuando hablamos de personas físicas.
Según recogían en Phoronix hace un par de semanas como repaso del año, el kernel Linux entra en 2020 con 27,8 millones de líneas de código, lo que supone un aumento de 1,7 millones de líneas a lo largo de 2019. Las estadísticas de Git, sin embargo, arrojan una considerable menor cantidad de commits que en 2018, de aproximadamente 80 000 a aproximadamente 75 000.
Lo curioso del caso es que el creador de Linux, por más que no se considere a sí mismo como un desarrollador, sino como un controlador, sigue siendo la persona individual que más aporta. Así, de los 1,7 millones de líneas de código que se añadieron al kernel en 2019, Torvalds es el responsable del 3,19%. Los siguientes en la lista son David Miller de Red Hat y Chris Wilson de Intel, y así hasta los 4 189 contribuidores que se mantienen en activo.
El grueso del código que llega, no obstante, no se distingue tanto por personas como por organizaciones, de nuevo con Red Hat e Intel a la cabeza, pero en orden inverso en este caso, con -según indican las estadísticas- una amplia mayoría de desarrolladores contribuyendo directamente con su cuenta de Gmail, por lo que se pierde un poco del origen corporativo de dichas contribuciones.
Otro elemento destacado en las estadísticas que comparte Phoronix es el polémico systemd, de novedad reciente por la decisión de Debian de dar un poco de manga ancha en cuanto a la elección de init. Lo cual no significa nada en concreto, pues systemd se mantiene como el sistema de inicio de facto de GNU/Linux… y así seguirán siendo, le pese a quien le pese.
La polémica en torno a systemd, ya lo sabéis, viene a razón de que no es un simple sistema de incio, sino que abarca mucho más de la que deberían ser sus competencia; pero no parece que vayan a cambiar las cosas a este respecto. De hecho, los máximos responsables del kernel están satisfechos con la solución y lo mismo podría decirse de las grandes distribuciones Linux con la excepción de Ubuntu, que traga porque no le queda otra.
La evolución en magnitud de systemd también ha sido destacada a lo largo del año pasado y el proyecto entra en 2020 acercándose a los 1,3 millones de líneas de código, pero con Lennart Poettering, su autor, en segunda posición por número de contribuciones. Hace ya cinco años que lo advertimos: será systemd o la jungla, así que más vale ir haciéndose a la idea de que llegó para quedarse.