Todavía no hay nada en claro, pero si las relaciones entre The Qt Company y la comunidad han sido siempre positivas, de unos meses a esta parte se están torciendo las cosas y lo pueden hacer mucho más, de llevarse adelante los planes que la compañía tiene para con las nuevas versiones de Qt.
En resumen, la intención de The Qt Company, desarrolladora principal y ‘propietaria’ de Qt, es la de restringir el lanzamiento de cada nueva versión de Qt a clientes de pago durante un año. Es decir, exactamente lo mismo que anunciaron el pasado enero para las versiones LTS de Qt. Y si entonces la excusa fue potenciar el negocio, ahora lo es la pandemia de coronavirus y el supuesto perjuicio que les está causando.
Pero no es tan fácil decirlo como hacerlo. El licenciamiento de Qt, tanto las bibliotecas como el resto de tecnologías, es confuso y por un lado otorga a la compañía la prerrogativa de llevar a cabo cambios en su distribución como los anunciados, mientras que por el otro mantiene seguros para que la comunidad que de una manera u otra contribuye y se beneficia del desarrollo de Qt, pueda preservar el proyecto bajo código abierto.
De hecho, estos ‘seguros’ vienen de muy atrás, si bien fueron renovados a posteriori; y aunque los amagos de The Qt Company por intensificar las restricciones tampoco son de ahora, nunca habían llegado tan lejos. Ya en diciembre nos preguntábamos si Qt podría volver a ser software privativo y la respuesta, desafortunadamente, es sí… pero no.
Que The Qt Company tiene la capacidad de cerrar el grifo con la distribución del software no cabe duda, y de hecho otra de las restricciones que quieren imponer y que no ha sido nada bien recibida por la comunidad es la de utilizar una cuenta de Qt para la descarga e instalación de los paquetes binarios; pero el código de Qt es en su mayoría -todo lo que utilizan proyectos como KDE o cualquier aplicación de código abierto- software libre y eso no lo pueden tocar.
La entidad encargada de velar por los intereses de la comunidad del software libre es KDE Free Qt Foundation y entre sus herramientas existe una cláusula por la que, llegado el caso, pueden liberar una versión de Qt con licencia BSD. Ergo, Qt es y seguirá siendo software de código abierto. La cuestión es bajo qué nombre y forma, porque si The Qt Company materializa todo lo anunciado, lo más probable es que la comunidad bifurque el proyecto.
Así, mientras que The Qt Company publica un escueto comunicado reafirmando su compromiso con el código abierto y el modelo de gobernanza, en las listas de correo de KDE advierten que este no es compatible las intenciones de la compañía y aunque esperan llegar a un acuerdo que no rompa con la relación de beneficio mutuo que han tenido hasta ahora las partes, ya se alzan voces abogando por tenerlo todo listo para lanzar un fork de Qt que nadie quiere.
A este respecto, KDE ha publicado un comunicado cuya traducción íntegra se puede leer en KDE España.
De no llegar a un acuerdo, será negativo para todos: The Qt Company perdería la colaboración de la comunidad -que no se reduce al proyecto KDE, aunque este sea el más destacado- y ganaría una competencia que le puede salir muy cara… Pero el proyecto KDE por sí solo no tiene la capacidad como para mantener y desarrollar un fork de Qt. Aun así, no son los únicos interesados en que Qt permanezca como hasta ahora.