Tras más de dos años en desarrollo llega Calligra 3.2, la nueva versión suite ofimática del proyecto KDE. Sus novedades se reparten entre el avance de Gemini, la mejora de sus principales aplicaciones y muchas correcciones.
Comenzando por el principio, por Gemini nos referimos a la versión de la suite diseñada para dispositivos ‘2 en 1’, esto es, para convertibles en los que se utiliza tanto la disposición tradicional de cualquier ordenador de sobremesa, como sus capacidades táctiles. Este subproyecto viene de largo y ya fue una de las características principales en la anterior versión de Calligra.
En Calligra 3.2 continúa el desarrollo de Gemini con la migración de la pantalla de bienvenida a Kirigami, el framework de KDE para la creación de interfaces adaptables, unificando la experiencia de usuario entre ambos modos de uso y simplificando el mantenimiento en adelante, añadiendo más eventos gestuales y corrigiendo la integración con los servicios de almacenamiento en la nube.
Otra aplicación que destaca en Calligra 3.2 es Karbon, el editor de gráficos vectoriales, que ahora tiene soporte para documentos con múltiples páginas, una nueva opción para importar archivos PDF y otra para exportar la página que se desea. Mejora también la barra de herramientas, permitiendo el desplazamiento con la rueda del ratón cuando se tienen más herramientas activadas de las que el tamaño de pantalla deja ver.
Stage, la aplicación de presentaciones, es la tercera novedad señalada y los cambios que trae incluyen la transición automática de diapositivas en modo manual y automático, la posibilidad de alternat los márgenes de la página y correcciones en la reproducción de animaciones secuenciales y paralelas.
Hasta aquí lo destacado en el anuncio de lanzamiento de Calligra 3.2, aunque buceando en la lista de cambios completa se pueden encontrar el grueso de lo que aporta este versión: sobre todo correcciones, incluyendo alguna que vale la pena mencionar, como la interoperabilidad del procesador de texto Word con LibreOffice.
Puede que Calligra no sea una suite ofimática a tener en consideración para temas serios a pesar de su potencial por lo lento de su desarrollo, lastrado por la falta de contribuidores; y porque existen alternativas de calidad de sobra contra las que no puede competir. Pero ahí sigue, que no es poco.