Esta semana se ha celebrado el evento Red Hat Summit 2020 y aunque la situación actual ha forzado a su retransmisión en línea, novedades no han faltado, incluyendo el lanzamiento de Red Hat Enterprise Linux 8.2, la nueva versión del sistema operativo sobre el que pivota el resto de software y servicios de la compañía.
Esta nueva versión de Red Hat Enterprise Linux (RHEL) es la primera de 2020, pero no será la última, ya que desde la llegada el año pasado de RHEL 8, son dos las actualizaciones anuales que recibirá el sistema. El enfoque, por lo tanto, se modifica ligeramente y lo que cabe esperar de ahora en adelante son actualizaciones incrementales, en lugar de cambios profundos de una versión a otra.
En otras palabras, las novedades que trajo RHEL 8 se mantienen en la base, lo cual no significa que no se introduzcan una gran cantidad de cambios en RHEL 8.2.
El más destacado, la simplificación del proceso de actualización desde RHEL 7. Aunque la distribución goza de un extenso periodo de soporte de diez años con la posibilidad de ampliación, en Red Hat quieren ponérselo un poco más fácil a sus clientes y para ello han implementado una nueva herramienta de actualización disponible a partir de RHEL 7.8.
RHEL 8.2 simplifica también el registro de suscripciones, incluyéndolo como apartado en el proceso de instalación del sistema; y lo mismo sucede con el monitoreo con Red Hat Insights al habilitar la activación del sistema durante la instalación. El objetivo de estos cambios es que la puesta a punto del sistema sea lo más inmediata y sencilla posible.
El resto de novedades de Red Hat Enterprise Linux 8.2 se reparten en tres bloques:
Monitorización y rendimiento:
- Mejora del aislamiento y la gobernanza de recursos para el tiempo de ejecución de procesos de contenedores con cgroup v2.
- Mejora el rendimiento con ajustes específicos para arquitectura x86 Intel y AMD, ARM y Power con perfiles personalizados.
- Supervisión del rendimiento de bases de datos de Microsoft SQL Server en RHEL con Copiloto de rendimiento (PCP) 5.0.2.
Seguridad y cumplimiento:
- Mejora de la seguridad de las cargas de trabajo con contenedores con políticas de SELinux personalizadas con la nueva herramienta para contenedores Udica.
- Satisface necesidades organizativas específicas con la capacidad de crear políticas criptográficas personalizadas de todo el sistema que permiten a los usuarios especificar
sus propias métodos de cifrado permitidos. - Ampliación de la seguridad y el cumplimiento de los nuevos perfiles de OpenSCAP – DISA STIG.
Soporte ampliado para desarrolladores:
- Nuevas opciones de lenguajes de programación a través de flujos de aplicaciones que incluyen GCC Toolset 9.1, Python 3.8, Maven 3.6 y Containers Tools 2.0.
- Las últimas versiones de entornos de desarrollo, incluyendo OpenJDK y .Net 3.1 en Red Hat Universal Base Image (UBI), disponible en el Catálogo de contenedores de Red Hat junto con las imágenes base de RHEL 8.2.
Con respecto a este último apartado, buena parte de todas las tecnologías dirigidas al desarrollo se encuentran disponibles a través de AppStream, una de las novedades más interesantes que trajo RHEL 8, a tenor de la cual cabe recordar que si bien Red Hat Enterprise Linux se distribuye mediante suscripción, es posible acceder a ella de manera totalmente gratuita siempre que se use como plataforma de desarrollo.
Hasta aquí lo más destacado, aunque como suele ser habitual, RHEL 8.2 llega con multitud de cambios en la áreas mencionados y en otras. Para ampliar la información acerca de todo lo que ofrece esta nueva versión, las notas de lanzamiento son el sitio indicado al que acudir.
Al margen del software, la novedad más señalada de RHEL 8.2 es que se trata de la primera versión en muchos años sin Jim Whitehurst al frente de la compañía. La compra de Red Hat por parte de IBM no ha derivado en apenas cambios en lo técnico, pero en lo humano auspició al ejecutivo a la cúpula del gigante azul como nuevo presidente de IBM, por lo que tardó poco en ceder el sombrero rojo a Paul Cormier, nuevo CEO de Red Hat. Se le echará de menos, porque Whitehurst es, además de un ejecutivo de altos vuelos, un auténtico linuxero. No es un perfil usual.