La noticia del regreso de Richard Stallman a la Junta Directiva de la Free Software Foundation (FSF) no ha tardado en levantar ampollas entre gran parte de la supuesta comunidad del Software Libre.
Organizaciones como Mozilla, GNOME Foundation, Tor Project, X.org Foundation, representantes destacados de proyectos como Debian, Open Source Initiative y centenares de personas de manera independiente, han firmado una carta abierta en la que se pide la renuncia de la Junta Directiva de la FSF en pleno, así como la renuncia de Richard Stallman del proyecto GNU, donde todavía se mantiene al frente.
Esta carta abierta ha sido rápidamente respondida por sendos comunicados cuyos apoyos se cuentan con los dedos de una mano también por centenares, aunque en ningún caso están respaldados por nadie especialmente relevante. Se pueden leer ambos en este y este enlace.
Hasta aquí la noticia.
Ahora, mi opinión.
En la noticia del otro día hice referencia a la cultura de la cancelación y a la censura ideológica, y cabe matizarlo. En el comunicado de repulsa que nos ocupa se indican varios ejemplos de «incidentes públicos del comportamiento de RMS» que, siempre según los firmantes, ilustran por qué una persona como él no puede ya no liderar, sino estar asociado a ningún movimiento relativo al software libre.
Entre esos ejemplos están el famoso apunte sobre el caso que involucra a una de las víctimas de Jeffrey Epstein y el científico del MIT Marvin Minsky, que Stallman trata en clave puramente semántica; la definición que se tiene sobre la violación en relación a la edad de las víctimas y sobre el consentimiento sexual con menores de edad, principalmente adolescentes; comentarios sobre la prohibición de la posesión de material pedófilo de los que terminó retractándose; comentarios acerca de la idoneidad de continuar con embarazos en los que se haya detectado que el feto padece síndrome de Down; o su postura en contra de la obligación de utilizar los pronombres de género «correctos».
Todo esto son solo unos pocos ejemplos de las muchas barbaridades que ha dicho Stallman a lo largo de los años en torno a temas muy sensibles. Barbaridades, sí. Esa es mi opinión: aunque no lo meta todo en el mismo saco, no estoy de acuerdo con muchas de las posturas de Stallman y las hay que me dan bastante asco.
Sin embargo, hablamos de reflexiones de carácter personal, intelectual e incluso filosófico en algunos casos, que Stallman vertía en su blog personal y que -hasta donde yo sé, podría equivocarme- nunca trascendieron en su labor como representante de organizaciones como la FSF o el proyecto GNU.
Así que la pregunta es, ¿descalifican dichas reflexiones el trabajo que Stallman lleva haciendo las últimas décadas o lo convierten en una persona no válida para seguir con ello? He aquí el dilema… para algunos; porque los hay que ya lo han sentenciado y solo desearían verlo desaparecer de la faz de la tierra. No hay en este comunicado de repulsa o en los que hubo antes un atisbo de pedir una rectificación, no digamos ya de ofrecer una segunda oportunidad.
Por el contrario, lo que se busca es la cancelación total, el fin social y laboral de una persona que prácticamente ha dedicado su vida a la tarea por la que es conocido. ¿Qué hacemos, pues, con Stallman? ¿Le negamos toda posibilidad de «reinserción», lo relegamos al ostracismo y simplemente esperamos a que subsista vete tú a saber de qué y muera en el más completo abandono… por reflexionar -de manera catastrófica, si se quiere- sobre asuntos delicados?
Os voy a ser muy sincero: creo que la aportación de Stallman a la filosofía del software, al movimiento del Software Libre, ha sido de gran valor, aunque no esté de acuerdo con ciertos extremismos a los que se acoge. Pero nunca me ha gustado mucho el tipo y, siento decirlo así, no me importa demasiado lo que pase con él en esta tesitura. Las cosas como son (y no le deseo el mal a nadie).
Ahora bien, destruir -o intentarlo- la vida de una persona como se está haciendo con Richard Stallman… Conmigo que no cuenten.
