Sí, ya sé que hay muchas cosas que se pueden y se deben mejorar y que hay ejemplos y ejemplos, pero es que uno lee historias que le trastocan y teniendo un altavoz como este que me brinda MuyLinux, me cuesta no contestar, aunque no se trate de una respuesta personalizada, sino general, que siempre es mejor. Salgo de la cripta y me aclaro.
Estoy echando el rato en Reddit (ya sabéis los asiduos que soy un habitual de esos foros, desde donde suelo traerme aquí noticias y temas de opinión cuando me sale de dentro, como es el caso) y me topo con un hilo cuyo título ya me hace trastabillar: Will Linux ever be user friendly?. ¿Será alguna vez Linux amigable con el usuario? Y, por supuesto, entro a leer la queja, porque motivos de queja hay muchos, pero…
Pero resulta que el tipo que publica el mensaje, quien dice de sí mismo que no es experto o experimentado, pero tampoco un novato con Linux, se queja porque le resulta confuso actualizar Chrome en Manjaro, distribución que al parecer está probando: «Chrome dice que necesita actualizar y me toca hacer malabares para realizar una tarea tan simple como actualizar un software básico como es un navegador».
Dice el tipo que lleva años probando Linux de vez en cuando y que aún no ha encontrado una distribución que sea amigable, lo que entiende como que «las cosas básicas funcionen y sean intuitivas sin recurrir a la documentación o buscar en Google». Algo falla, desde luego, y probablemente sea más su culpa que la de Manjaro, porque otra cosa no, pero gestionar el software en Linux es una experiencia amigable donde las haya. Sin discusión.
Más allá de la anécdota que proporciona este caso, centrémonos en la queja y en qué la motiva: no poder actualizar una aplicación… ¿como se supone que debería hacerse? ¿Cómo se supone que debería hacerse? ¿Desde la misma aplicación, como en Windows? Esta es la que, me da la sensación, sería la solución perfecta para el autor del hilo. Para mí, sin embargo, el proceder de Windows me parece atroz.
De hecho, hace unos meses que me instalé Windows 10 en disco para no perder el contacto con el sistema, algo que no hacía desde hace mucho, mucho tiempo, y sin duda lo peor de la experiencia es la gestión de software: de lo terrible de Windows Update, lento como el caballo del malo aún a día de hoy, al penoso proceso de actualización de las aplicaciones, el tener que abrir cada aplicación para poder actualizarla, que no siempre sea posible o te avise…
¿De verdad eso es más amigable que actualizar todo el software instalado, sistema y aplicaciones, desde una misma interfaz? Windows también tiene una tienda de aplicaciones, pero solo permite actualizar lo que has instalado por ahí y a diferencia de Linux, es mucho más común instalar aplicaciones de manera independiente, sobre todo desde que tiendas como GNOME Software o Discover se han popularizado. Pero antes también era así.
El sistema de repositorios es una de las características de Linux que han servido para dar forma al modelo de tiendas de aplicaciones vigentes hoy en día. Antes de que existiesen Android e iOS, cuando Mac y Windows apenas tenían directorios de aplicaciones de terceros, ya hacía mucho tiempo que los usuarios de Linux podían buscar, instalar y actualizar aplicaciones desde un sitio centralizado e integrado en el sistema. Y sigue siendo así.
Huelga mencionar que la llegada de los nuevos formatos de paquetes, léase AppImage, Flatpak o Snap, ha traído consigo problemas, pero también soluciones y la más destacada es la de simplificar más si cabe el acceso a nuevas fuentes de software, mayormente privativo, que antes exigía el buscarse la vida por Internet, tal cual sucede en Windows. Un contratiempo que se mantiene en menor medida, pero que estos formatos de paquetes han ayudado a allanar.
En especial, Flatpak y Snap, cuya integración con las principales tiendas de aplicaciones de Linux es toda una ventaja, ya que frente a la fragmentación que suponen para el desarrollador, para el usuario son, simplemente, una vía de acceso a más aplicaciones que se buscan, descubren, instalan y actualizan de igual forma que el resto. Para el usuario, gestionar el software instalado con GNOME Software o Discover es lo mismo, sin importar el origen de este.
¿Pueden surgir problemas? Siempre. Pero, y esto es lo importante, pueden darse en cualquier sistema. Ahora, sin embargo, lo más habitual es salir poco del redil (la tienda de aplicaciones de tu distribución, incluyendo los repositorios ordinarios del sistema, Flathub y la Snap Store) para conseguir software adicional. Que es lo mismo que sucede en otros sistemas, ya que estamos.
Piensa en ello: ¿a cuánta gente conoces que usa Android e instala aplicaciones fuera de Google Play, sea mediante tiendas alternativas o descargando los ejecutables individualmente? Lo más seguro es que sea una minoría y, además, gente entendida de tecnología. En Linux debería ser lo mismo. O sea, tú puedes instalar la distro de tu elección, luego llenarla de repositorios de terceros, instalas ejecutables a mano, usar diferentes fuentes de software… Pero para el común de los mortales no debería ser necesario.
Que sí, que hay excepciones a la regla. Mira Ubuntu, la distro número uno en PC y un desastre en materia de gestión de software. Pero, ojo, porque Ubuntu es un desastre en este sentido comparándola con otras; en comparación con Windows sigue ganando en facilidad y, en todo caso, el mayor perjuicio que provoca su postura, y tampoco es despreciable, es reducir las posibilidades del usuario menos experimentado. El que se las sabe todas…
Yo mismo, y me considero un usuario que sabe hacer las cosas, lo gestiono casi todo desde la tienda de software de turno. Pon por ejemplo Discover, al que le debo un artículo porque ha mejorado un mundo: desde ahí manejo los repositorios de la distribución, de Ubuntu, repositorios de terceros que he añadido, Flathub, Snap Store, aplicaciones instaladas que te añaden sus repositorios como navegadores web… Alguna que otra se queda fuera, pero son las menos y lo son por decisión propia (por poner ejemplos concretos: uso el ejecutable oficial de Telegram el de Tor Browser, tengo un par de AppImage por ahí…).
Entonces entro en Windows, algo que hago de vez en cuando, y lo primero que suelo hacer es abrir los navegadores para que se actualicen, luego le doy a Windows Update, reinicio, otro reinicio, empiezo a usar el sistema para lo que sea y me saltan actualizaciones de la Microsoft Store, luego abro una aplicación menos común y tengo que esperar a actualizarla para poder usarla, o me doy cuenta de que lleva la tira sin actualizarse y tengo que ir al sitio para descargar e instalar una nueva versión…
Linux tiene mucho que mejorar en lo que a experiencia de usuario se refiere, como lo tienen que hacer los demás, cada uno lo suyo; pero precisamente la gestión del software es uno de los aspectos que mejor resuelto está en Linux para con el usuario final, en comparación con Windows, el estándar de PC. ¿Quien se imagina a alguien quejándose en algún foro de Android porque no se le actualiza Chrome como en Windows? Nadie, ¿verdad? Pues eso.
Las cosas como son: la gestión del software es una de las grandes bazas de Linux.