El pasado mes de abril nos hicimos eco de que Debian se había replanteado su política en torno al firmware privativo debido a que, con el paso del tiempo, su uso se ha ido volviendo cada vez más necesario para hacer que el hardware funcione correctamente o simplemente lo haga, como es el caso de las gráficas Radeon que se apoyan en AMDGPU.
Después de muchos meses, el proceso de votación ha concluido con la decisión de implementar la Opción 5 o Propuesta E, titulada “cambiar el contrato social para el firmware non-free en el instalador, un instalador”. Básicamente consiste en mantener el Contrato Social de Debian como está (oficialmente se dice sustituirlo por otro idéntico), pero añadiendo lo siguiente al final del punto 5:
Los medios oficiales de Debian pueden incluir firmware que de otro modo no formaría parte del sistema Debian para permitir el uso de Debian con hardware que requiera dicho firmware.
De cara a los usuarios, esto debería traducirse en la inclusión de paquetes con firmware privativo de la sección “non-free-firmware” en los medios de instalación oficiales de la distribución, tanto los estándares como los que incluyen sesión en vivo y Calamares. El firmware privativo quedaría habilitado por defecto en aquellos sistemas que lo requieran. Aquí se pueden citar ejemplos socorridos como las gráficas Radeon y los módulos de Wi-Fi de Intel. Sin embargo, se dará la opción al usuario de inhabilitar dicho firmware privativo en el arranque si no quiere emplearlo por la razón que sea.
Con el fin de ofrecer transparencia, los medios de instalación de Debian suministrarán información al usuario sobre el firmware que está siendo cargado, tanto libre como privativo, y se almacenará dicha información en el sistema para que pueda ser encontrada más adelante (y nos suponemos que en cualquier momento).
Cuando se determine que es necesario emplear un firmware no libre para garantizar el correcto funcionamiento, el sistema también se configurará para usarlo de manera predeterminada en el archivo /etc/apt/sources.list
. La habilitación a través de repositorio tendría que traducirse en actualizaciones de seguridad y correcciones importantes, por lo que el firmware sería tratado como cualquier otro software instalado.
Veremos cómo queda todo cuando sea implementado y puesto en funcionamiento, pero todo parece indicar que los medios de instalación de Debian incluirán firmware privativo que será habilitado junto al correspondiente repositorio en caso de ser necesario, aunque se dará la opción al usuario de inhabilitarlo y se ofrecerá máxima transparencia en torno a lo que se está usando.
Además del firmware, la nueva política adoptada por Debian debería abarcar también los microcódigos de los procesadores, los cuales son privativos, pero necesarios para mitigar varias vulnerabilidades tipo Spectre (y de otra índole) que han aparecido en los últimos años.