No sé si se nota, pero de un tiempo a esta parte le estamos dedicando más tiempo del que nunca antes les habíamos dedicado a NixOS. Nada excesivo: apenas cubrimos sus lanzamientos más destacadas, lo cual tiene su aquel, habida cuenta de que se trata de una distribución que en la práctica funciona como rolling-release, sin serlo. Esta, sin embargo, es solo es una de las particularidades que hacen de NixOS un proyecto ciertamente atractivo.
El elemento definitorio de NixOS es, sin duda, el gestor de paquetes Nix en el que se basa y el enfoque del mismo para con la concepción del sistema; pero también la utilización de mecanismos propios de las distribuciones inmutables como las actualizaciones atómicas o, y encauzamos con esto el sentido del artículo, su posición como la distribución con más paquetes en sus repositorios y la que más rápido los actualiza, que se dice pronto.
Para que te hagas una idea de lo que hablamos, NixOS cuenta en sus repositorios con más de 80.000 paquetes, más del doble de los que tienen en su haber distribuciones como Ubuntu o Debian; y los actualiza, por lo general, más rápido que ninguna otra distro, de Arch Linux y AUR a las versiones inestables de las principales distribuciones Linux; y se los preparan ellos mismos, sin tirar de Flatpak, Snap o similares.
Hay dos esfuerzos en lo que hace NixOS: el humano y el económico, y aunque muchas veces están íntimamente ligados entre sí, en esta ocasión es un tanto diferente, ya que no hablamos de un proyecto auspiciado por una gran empresa. Todo viene a cuento de un fin de ciclo en el patrocinio de NixOS referido a una parte de sus repositorios y que ha derivado en un brete que hay que salvar sí o sí para seguir operando como hasta ahora.
Las claves las dan en el foro del NixOS y, por lo que cuentan, la compañía que les ha costeado los servidores deja de hacerlo y partir de julio, las cosas van a cambiar. La cuestión práctica que plantean es si seguir utilizando la misma infraestructura actual, con un coste de unos 9.000 dólares al mes que irá creciendo poco a poco, dar el salto a otro proveedor o modificar el uso para reducir el gasto.
El proveedor adicional al que se hace referencia es Cloudflare y su reciente oferta de patrocinio para proyectos de código abierto, gracias a la cual el gasto se limitaría a la migración, estimada en unos 32.000 dólares.
Al margen de estas opciones, en NiXOS llaman a la comunidad a la acción y proponen otras medidas, como una recaudación de fondos exprofeso para este asunto, uno que, cabe repetir, solo entraña el mantenimiento económico de una parte de los repositorios del proyecto (en concreto, la cache para los paquetes de Nix, donde se acumulan más de 12 TB de precompilados). Todo esto da pie a varias preguntas: ¿cuánto comunidad tiene un proyecto como NiXOS? ¿Hasta qué punto pueden contar con ella, o con las donaciones, para mantenerse?
Pues bien. Las cuentas de NixOS son conocidas porque las publican, como hicieron hace unas semanas con el sumario de 2022, incluyendo ingresos, fuentes de los mismos, gastos y partidas de los mismos. Sin entrar en los números exactos, que cualquiera puede revisar en el anterior enlace, el proyecto goza de bastante mejor salud de la que podría parecer a simple vista, hay un colchón, pero en términos nominales, viven al día, que se suele decir.
Todos esos números, por cierto, no incluyen los patrocinios de los que son receptores y a los que también hacen alusión: 7.500 dólares mensuales en servicios varios, otros 10.000 dólares mensuales en almacenamiento, unos 50.000 dólares más en servicios de Edge Computing… Todo ello sufragado por las compañías que les dan el servicios. Pero ¿qué pasaría si, como sucede con el nuevo gasto que se les presenta ahora, tuvieran que afrontarlo todo por sí mismos?
El tema es complejo y más tratándose de una distribución independiente, no basada o dependiente de ninguna otra.
A modo de ejemplo, se acaba de publicar el boletín mensual de Linux Mint, en el que el proyecto adelanta novedades en torno a su software, así como da cuenta de los ingresos que recibe, separándolos en donaciones empresariales y de los usuarios. Esta última diverge de un mes a otro, dentro de la estabilidad: este mayo el monto es de 9.952 dólares, pero hay meses que han llegado a los 20.000 dólares. La media, sin embargo, está en unos 10.000 dólares al mes.
Por otro lado, las empresas también aportan lo suyo: los cuatro patrocinadores de oro, a razón de 1.000 dólares al mes; los ocho patrocinadores de bronce, 100 euros mensuales. En suma, las empresas aportan 4.800 euros al mes, por lo que en total Linux Mint se está embolsando en torno a unos 15.000 dólares mensuales, aludiendo de nuevo a la media del conjunto entre comunidad y sector corporativo. Nada mal, aunque hay que advertir de, que sepamos, Linux Mint no es NixOS (y viceversa).
Asimismo, algunas de las empresas que contribuyen económicamente con Linux Mint lo hacen también poniendo servicios, es decir, poniendo la infraestructura a un proyecto que, no lo olvidemos, se apoya en gran medida en los repositorios de Ubuntu. Y hasta aquí el símil, porque es imposible llevarlo al extremo en que nos sirva de comparación: es imposible conocer los ingresos y gastos explícitos de cada uno, el nivel de servicio que ofrece cada uno, etc.
Pero es, o me lo parece, un tema interesante sobre el que reflexionar: ¿son viables las distribuciones independientes? El titular, es cierto, no hace del todo justicia el fondo del asunto. Un titular no da para tanto. La cuestión es ¿puede sobrevivir una distribución independiente sin apoyo empresarial? Hoy hablamos de NixOS, pero podríamos hacerlo de nombres mucho más grandes como Debian o Arch Linux. Muchas veces se nos olvida, pero libre no es gratis.