Pues sí: tal día como hoy hace 18 años, o sea, un 9 de de agosto de 2005, en el marco de la LinuxWorld Conference & Expo celebrada en San Francisco, se anunciaba el lanzamiento del proyecto openSUSE, «una nueva iniciativa patrocinada por Novell destinada a promover la adopción de Linux en todo el mundo«. Ha llovido desde entonces.
Ha llovido tanto que Novell ni existe y desde su desaparición SUSE ha pasado por varias manos. Algo que no ha cambiado en todo este tiempo, sin embargo, es openSUSE como tal, y es que la distribución del camaleón no necesitó mucho para hacerse un hueco entre los Linux comunitarios más populares y recomendables. Bueno, un poco sí necesitó: su primer lanzamiento se dio a la par del de SUSE 10, compartiendo numeración con esta, y no se recuerda como el mejor.
Pero al siguiente cogieron carrerilla y de openSUSE 11 en adelante todo comenzó a mejorar progresivamente. Es un dato objetivo, aunque tengo que confesar que también tiene algo de subjetivo, porque durante un buen periodo de tiempo fue mi distribución de cabecera (y lo fue por algo ¡ojo!). Sea como fuere, las primeras versiones de la distro fueron bastante potentes y las siguientes no hicieron si no mejorar la oferta.
Más tarde llegó -no sin cambios, diferentes propuestas, giros y rectificaciones…- la escisión en dos vertientes que hasta día de hoy han aguantado el tipo, si bien no seguirán haciéndolo por mucho más. Me refiero, por supuesto, a Leap y Tumbleweed, dos alternativas de primera, cada una con su propio enfoque. No obstante, mientras que el modelo rolling-release de Tumbleweed continuará girando, y nunca mejor dicho, Leap tiene los días contados… pero sin prisas.
Pero no porque el modelo planteado para el sabor «estable» de la distribución haya cambiado, sino porque va a evolucionar. la gran apuesta, o la apuesta futuro, al menos ya sabemos cuál es: Adaptable Linux Platform (ALP); aunque mientras cuaja hay otras iniciativas en marcha que prometen significarse por el camino, véase toda la oferta inmutable en torno a MicroOS.
Resumiendo, el ecosistema del camaleón está muy vivo y, sin entrar en los planes del producto empresarial, el comunitario va a seguir siendo una parte clave de todo. De hecho, en los últimos años parecía haber decaído un poco el tirón de openSUSE por diferentes motivos: los sistemas rolling-release pasan bastante desapercibidos en el ámbito mediático y el quizás excesivo enfoque corporativo de Leap no hacía de él la opción más atractiva.
Pero, con datos del mismo proyecto, el camaleón ha recuperado el pulso este año y con todo lo que tienen sobre la mes, raro sería que no se mantuviesen bien presentes en el panorama de Linux.
Por cierto, el recordatorio lo publican en openSUSE News, aunque el breve repaso que le dedican a la fecha recoge los vaivenes de la compañía madre, más que los del lagarto comunitario. A este respecto cabe recordar que SUSE cumplió 30 años en 2022, que se dice pronto, y la relación entre comunidad y empresa no siempre ha sido idílica, pero de un tiempo a esta parte parecen haber encontrado el equilibrio que a otros les falta. O así es por el momento.
Esperemos que no se desmadre la cosa, ahora que openSUSE se nos ha hecho mayor de edad. ¡Felicidades!