Sony eliminó la conocida función Other OS en su consola PlayStation 3 mediante firmware en los modelos antiguos, que prometía la funcionalidad de poder instalar otros sistemas operativos, Linux. Ello acabó con una lluvia de demandas hacia la compañía por publicidad engañosa, entre otros.
David Verner, uno de los demandantes, argumentó: «escogí comprar PS3, frente a Xbox o Wii, porque ofrecía la función Other OS pese al hecho de que PS3 era sustancialmente más cara que las otras consolas de juego».
Pero el señor Verner no es el único afectado por la medida ya que varios gobiernos y ejércitos, adquirieron grandes cantidades de PS3 debido al gran potencial de proceso que ofrece el chip Cell.
Sony como gran compañía se defiende de las acusaciones de manera burocrática y haciendo uso del poder que le confiere su posición. Alega que es la propietaria del hardware y el cliente es un usuario del dispositivo que acepta una licencia, es decir, se reservan el derecho a modificar el software y limitar las posibilidades de la consola.
Para más inri, Sony comenta que dicha advertencia viene en el texto legal que hay que aceptar para comenzar a usar el producto:
«podría ser necesario para SCEA ofrecer ciertos servicios a la consola PS3 para asegurar su correcto funcionamiento»
(el usuario)«conoce y acepta que estos servicios podrían cambiar su configuración actual, causar la retirada de elementos estéticos o aspectos del sistema, causar pérdidas de datos o contenidos, o causar la pérdida de funcionalidades».
¿Estamos ante una medida comprensible?, ¿o bien Sony ha aprovechado su posición para dejar de ofrecer y mantener dicha funcionalidad que anunciaban junto con los modelos no-SLIM? Esto es lo que parece otro caso de productos con licencias abusivas que permiten medidas como ésta, dejando al usuario en un segundo plano.