La primera en la frente. Acabo de instalar el sistema, configurar los repositorios y aplicar las actualizaciones pendientes, pero la resolución y el refresco del monitor no son los que deberían ser, dejando un marco negro de espacio entre los bordes y la imagen. Vamos a ver qué hacer.
Lo primero a hacer es, en el menú Herramientas, lanzar el asistente de configuración del monitor, LXRandR, el cual es sencillísimo de utilizar, pero la configuración se pierde cuando se reinicia el equipo, aunque se haga como administrador. Habrá quien pueda disponer de las herramientas de NVidia o ATI, pero como no es caso toca buscar otras opciones.
Mageia, como buen fork de Mandriva, conserva sus herramientas, desde las que es posible configurar el hardware de forma mucho más completa y guardando las configuraciones. Tampoco funciona. Bueno, a medias. Guarda la resolución, pero como no es posible fijar el refresco no hay cambios perceptibles.
En este punto tocaría irse a configurar a mano el archivo xorg.conf, pero hay una solución, más chapucera (qué duda cabe) pero más rápida, especialmente para usuarios con pocos conocimientos y/o pocas ganas de meterse en fregados. Hacer uso de xrandr y el archivo de configuración de aplicaciones al inicio de LXDE.
Como superusuario:
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Dependiendo de lo que nos falle, añadimos una nueva línea y guardamos el archivo (los cambios se notarán al volver a iniciar sesión):
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Con la primera cambiaríamos la resolución de pantalla, con la segunda el refresco; para más opciones podéis escribir «xrandr -h» (sin las comillas) en la terminal, es muy sencillo de utilizar (y se puede utilizar como root para configurar la pantalla, pero tampoco me guardaba los cambios).
Ahora que se ha salvado la situación sí que tocaría ya configurar bien xorg.conf, pero, como se suele decir, esa es otra historia…