Como sabéis, el navegador web Opera se encuentra en estos momentos en un limbo un tanto extraño. Hablando del escritorio de PC, su versión 12 es la última antes de su transformación a WebKit, y aunque no habría que descartar recibir alguna actualización para la rama actual, esta no traerá más que correcciones. Las novedades, si es que las hay, vendrán con la siguiente versión.
¿Qué hacer hasta entonces? ¿Aguantar en Opera 12 y arriesgarse a recibir un Opera 13 que no llegue al nivel al que nos tienen acostumbrados, por ejemplo, recortando características? ¿O mejor dar el salto ahora a otro navegador y cuando llegue el momento hacer las cosas despacio y con buena letra? Yo hace unas semanas que opté por lo segundo, y como ni por un segundo me planteé utilizar Chrome / Chromium, la alternativa era solo una: volver a Firefox.
No voy a hablar hoy de mi relación de amor / odio con Firefox, o de cómo he llegado a rendirme ante Opera, una pieza de software privativo que a pesar de ello tiene una gran acogida en GNU/Linux, bien porque siempre nos han tratado como ciudadanos de primera clase, bien por lo excelente de la aplicación en sí. Una aplicación que he llegado a apreciar de verdad, no sin antes caer, volver a caer y levantarme definitivamente.
Ahora mismo solo podría añadir a lo anterior que me costó dejar Opera, pero no soy amante de la intriga fuera del cine y Firefox es una apuesta segura. Sin embargo, estoy muy atento a lo que cocina la gente de Opera. Mientras tanto, no he podido evitarme llevarme los «vicios adquiridos» al zorro de fuego. Así, voy a daros cuenta de cómo he ‘operizado’ a Firefox en todo lo que me interesaba.
Lo primero es lo primero y el genial Speed Dial de Opera se ha extendido a prácticamente todos los navegadores web modernos. Es curioso que Firefox haya sido de los últimos en implementar tal característica que, como le ocurre también a Chrome / Chromium, es bastante penosa: ni sincronización, ni apenas opciones. Hay que buscar, pues, una extensión para cubrir el hueco, y después de probar varias que no me convencen, justo antes de darme por vencido, encontré Super Start. Hablaré más a fondo de esta extensión otro día, porque se lo merece.
Pasamos ahora a la barra de herramientas, ya que me había acostumbrado a tener mis botones personalizados en Opera, algo que Firefox no permite de la misma forma. Por fortuna, Firefox tiene sus ventajas, y una de ellas es permitir incrustar, por ejemplo, la barra de marcadores -al menos, su contenido- en la barra principal, así que una cosa por otra. Basta con adaptarse un poco a la nueva situación. La cuestión es ahorrar espacio vertical, es decir, un máximo de dos barras, una para las pestañas y otra para todo lo demás. Se entiende mejor con un pantallazo que podéis ver más abajo.
En cuanto a las pestañas, aquí no hay suerte, y el Panorama de Firefox, siendo interesante el concepto (aunque es muy cutre que no se sincronice, la verdad), no llega a la utilidad inmediata del tab stacking -podríamos denominarlo como «pilas de pestañas-» de Opera. En la barra de pestañas la única funcionalidad que he podido recuperar es la lista de pestañas cerradas. De nuevo, algo que Opera ofrece por defecto solo puede ser solucionado con un complemento. En este caso, Undo Closed Tabs Button. Me sigue faltando lo de abrir las pestañas cerradas con Control+Z, pero… (cualquier consejo es bienvenido).
Dos de las cosas que todo el mundo destaca de Opera, hablando siempre de características, es el tener integrado un completo cliente de correo electrónico y lector de fuentes RSS. Probé los dos, pero preferí seguir con otras herramientas, así que no me afecta mucho su pérdida. Sin embargo, si hay alguien interesado en dotar a Firefox de ambas funciones, para la segunda Brief sería mi elección (recomendación de nuestros comentarios que agradezco). Para el e-mail hay más alternativas, aunque Simple Mail me parece de lo más adecuado y completo (dejamos fuera del cuadro a Mozilla Suite, Thunderbird, etc).
Una característica de Opera que si que me enganchó desde el principio fueron las notas integradas en el panel lateral. Con sus carencias (texto plano, nada más), me resultaban muy cómodas. En Firefox, como no podía ser de otra forma, hay que buscar un complemento con el que suplir la función. Por fortuna, hay donde elegir. Por contra, la mayoría no me sirve. Al final encontré QuickNote, cuya principal virtud es la de guardar las notas donde uno quiera como archivos «.txt». Compatibilidad total; la sincronización la pongo yo.
QuickNote… tiene mejor pinta ‘al natural’
En este punto tengo que volver a alabar a Opera, en especial a su panel lateral y las posibilidades que brinda. Me gustó desde el primer momento (en parte porque ya lo conocía), eso sí, con el panel a la derecha… algo que Firefox «no permite». Sobre este tema escribí en MuyComputer en su día, así que os remito a aquello y voy al grano aquí. Si no quieres hacer un workaround manual, para poner el panel lateral de Firefox a la derecha existe la extensión RightBar. Y si además quieres eliminar la limitación del ancho máximo al que puedes extender el panel, entonces puedes tirar de Stylish y agregar el estilo adecuado.
Esto último de lo que hablo -disposición de elementos y demás- puede resultarle una frikada en toda regla a más de uno, pero desde que parte de mi trabajo diario consiste en escribir, he ido buscando la mecánica más cómoda y eficiente posible, que finalmente encontré en Opera… Y eso que hace años utilizaba el panel lateral en Konqueror (cuyos desarrolladores tomarían la idea de Opera, imagino). Si necesitas escribir, consultar fuentes, navegar en busca de información adicional y hacerlo todo a la vez, sin perder de vista lo más importante… Así trabajo yo:
Después de descubriros «mi secreto» seguimos dando cuenta de las características de Opera que tanto me gustan y el bloqueador de plugins es una de ellas. En Firefox siempre utilicé Flashblock, pero desde su versión 15 el navegador web de Mozilla permite esa opción de fábrica, a pesar de que hay que fijarla a mano. Una vez más, hablé de esto anteriormente en MuyComputer, donde encontraréis todos los detalles y alguno más que no tiene que ver.
Son más los complementos que he instalado en Firefox, pero no solo era mi intención contaros mi experiencia este artículo, sino servir de orientación a cualquier usuario de Opera que se plantee abandonar la nave en favor del zorro, por lo menos hasta tener buenas nuevas contundentes (en las mismas estoy yo, como ya he dicho).
Me dejo muchas cosas, lo sé. Me comenzaba a acostumbrar a los atajos de teclado y gestos del ratón, por ejemplo, así que no descartéis una segunda parte abarcando otras áreas. Con todo, Firefox tiene sus ventajas frente a Opera, comenzando por una mayor compatibilidad con la Web en general, una mejor gestión de recursos y de datos, especialmente en lo que a historial concierne, una vasta variedad de complementos, una «superbarra» que vapulea a la de Opera… Y además es software libre. Cada cual tiene sus encantos, vaya.
¿Alguien que haya completado mis lagunas? ¿Alternativas a mis alternativas? ¿Errores garrafales? Me lo contáis en los comentarios si os parece bien.