La suite ofimática heredera de OpenOffice.org se enfrenta a un futuro incierto, cuentan en Datamation. ¿La razón? Son varias, en realidad, aunque la falta de desarrolladores es la más acuciante.
Apache OpenOffice carece de la mano de obra que necesita un proyecto de su envergadura, lo que supone retrasos e incluso cancelaciones en el desarrollo de nuevas funciones, apuntan. O lo que es lo mismo, Apache OpenOffice no despierta interés en la comunidad de desarrolladores Open Source.
Apache Foundation, que conoce la situación perfectamente, ha intentado tender puentes de colaboración a sus «derivadas», pero con un aire de superioridad, sabiéndose el sucesor directo de OpenOffice.org al menos en lo legal, que no gusta. Sus propuestas son en plan «nosotros somos la base, sumaos». Cuando son ellos los que deberían sumarse.
Apache Foundation tiene dos problemas graves con OpenOffice: los desarrolladores huyeron en bandada a otro proyecto que todos conocemos bien y que por su licencia, puede tomar código de la suite de Apache, pero no al revés. ¿Quién tiene las de ganar, entonces?
Por lo tanto la conclusión de este dilema que aún está por terminar no debería ser otra que la obvia: dejar morir a OpenOffice, que ha cumplido lo suyo, y enfocar las fuerzas en el actual emblema de la ofimática abierta: LibreOffice.