O Microsoft le robó la convergencia a Canonical, como se prefiera, aunque no sea exactamente la misma convergencia. Por ahora. Pero lo cierto es que dentro de unos años, cuando el dispositivo único para todo se haya establecido en el mercado de consumo, y lo hará porque por el momento es la mejor idea que hay sobre la mesa, la gente, en el más amplio sentido de la palabra, tendrá en mente a Microsoft y Windows.
Solo los frikis tecnológicos recordarán cuando surja la ocasión que hay -o a lo peor, hubo- una distribución Linux, Ubuntu, que no se adelantó al gigante del software uno o dos años, sino cuatro: en 2011 se conoció el plan de Canonical para asaltar cuanto dispositivo de usuario final se tercie, léase PC, teléfonos, tabletas y televisores inteligentes. Con el transcurso del tiempo la compañía encabezada por Mark Shuttleworth fue trabajando y matizando un producto que, sin embargo, aún hoy no ha visto la luz.
Dos apuntes al respecto: en 2012 se presentó Ubuntu for Android, que básicamente es lo mismo que propone ahora Microsoft; y en 2013 se lanzaron a por lo imposible: Ubuntu Edge, el smartphone que nunca existió, pero que de haberlo hecho… Nada habría cambiado. Nada. Es el gran problema de Ubuntu, pues el hardware para llevar el sueño a la realidad está listo. A diferencia del software.
El Ubuntu móvil, Ubuntu Touch o como se le quiera llamar, sigue sin estar terminado. La promesa inicial lo posponía a 2014 y Ubuntu 14.04 LTS, pero es posible que ni siquiera esté para 2016. Eso sí, ojo, porque en teléfonos ya funciona y lo hace razonablemente bien, a pesar de que una comparación con iOs o Android todavía no es viable. Pero la promesa era que ese teléfono, además, haría las veces de PC: un sistema para dominarlos a todos (los dispositivos) era el lema. Y no se ha cumplido.
Por el contrario Windows 10 trajo Continuum, su propia solución, que ayer cobraba vida en la presentación de los nuevos Lumia 950 y Lumia 950 XL, a la venta a partir de noviembre. Así es como Windows le ha robado la convergencia a Ubuntu: jugando limpio.
Claro que, no nos equivoquemos. La convergencia que viene con Windows y Continuum no es la que pretende Canonical. Al menos en sus primeras etapas, a lo que los usuarios del software de Microsoft podrán aspirar es a conectar el móvil y ejecutar Windows 10 Mobile y sus aplicaciones, con las limitaciones que ello conlleva. Aunque hay que reconocer que las opciones están bien pensadas y lo que es más importante: a la gran mayoría de usuarios que no necesitan un equipo potente, les sobra con lo que ofrece.
La intención de la compañía estadounidense, no obstante, también es -o era- la de construir un sistema para dominarlos a todos. Pero tampoco lo tienen listo. ¿Será más difícil de lo que parece?. Las «aplicaciones universales» pueden salvar la situación, pero no sustituyen al ingente ecosistema de software al que la gente está acostumbrada y o del que depende.
Y mientras vemos pasar el agua seguimos esperando ese teléfono con Ubuntu que supuestamente estaría a cargo de BQ del que no hay más señas, el cual serviría como punta de lanza de su propia convergencia; tal y como los nuevos Lumia están haciendo con la de Windows.