openSUSE no solo como distribución, sino como proyecto comunitario, ha abierto el melón tantas veces mencionado y, más en serio que nunca, está planteando cambios importantes en su relación con SUSE que incluirían un nuevo nombre e imagen de marca, además de una nueva organización de gobierno. Pero que nadie tema, que el camaleón se queda.
La información viene de semanas e incluso meses atrás, y es que el último cambio de manos de la compañía alemana volvió a levantar los viejos temores de qué pasará con openSUSE la próxima vez que SUSE sea adquirida por otra empresa y esta no esté por la labor de continuar con la colaboración como hasta ahora. «Cada vez que SUSE ha cambiado de propietario, este tipo de discusión aparece con una leve paranoia sobre el hecho de que SUSE elimine o debilite el soporte para openSUSE», comenta un miembro de la comunidad, anteriormente parte de la junta de openSUSE y exempleado de SUSE.
Sin embargo, en esta ocasión se está llevando adelante con los responsables del proyecto apostando por ello. El principal objetivo es crear una fundación o ampararse en una ya creada para asegurar los intereses de continuidad de openSUSE, lo cual podría derivar tanto en un cambio de nombre como de logo que no generase confusión con los de SUSE. Lo cuentan con bastante detalle en un artículo publicado en LWN con diferentes fuentes y fragmentos de una entrevista con Richard Brown, presidente de la junta directiva de openSUSE.
«Si optamos por no continuar con una fundación openSUSE y nuestra relación con SUSE sigue siendo la misma, probablemente consideremos asociarnos con una organización paraguas como una forma secundaria de recibir fondos, ya que hay algunos momentos y lugares donde nuestro enfoque actual de todo lo que tenemos que hacer a través de SUSE nos causa algunos problemas», menciona Simon Lees, miembro de la junta.
Por problemas se refiere, por ejemplo, a la dificultad de recibir financiación u otro tipo de patrocinios al margen de SUSE. «openSUSE carece actualmente de entidad legal propia, lo que hace que algunos de los aspectos prácticos de tener múltiples patrocinadores sean bastante complicados», escribe Brown. «openSUSE necesita una inversión continua en términos de hardware y mano de obra para «mantener las luces encendidas» con su infraestructura actual» y «creo que muchas empresas se sentirían mucho más cómodas donando a un organismo benéfico independiente que tener que firmar su hardware o servicios a una entidad comercial como SUSE», sostiene.
La financiación de openSUSE es, por lo tanto, el quid de la cuestión. Una de las pretensiones es no depender de SUSE al nivel actual, de manera que cualquier suceso imprevisto no deje al proyecto desamparado. Que esta reflexión surja ahora no es precisamente alentador, a pesar de que reconocen que el compromiso de SUSE con su distribución comunitaria es firme y no va a cambiar, como no lo ha hecho en los últimos años. La simbiosis entre ambos proyectos es en esta última etapa más estrecha que nunca, con SUSE y openSUSE contribuyendo al unísono a Factory, repositorio del que se deriva la edición rolling release openSUSE Tumbleweed, de la que a su vez se deriva SUSE Linux Enterprise, de la que a su vez se deriva openSUSE Leap.
Entonces, si realmente no ha cambiado nada e incluso las cosas están mejor que antes, ¿a qué se debe este movimiento? «Dado el modelo de negocios de EQT [la nueva propietaria de SUSE], es casi seguro que en algún momento en el futuro SUSE se venderá de nuevo o saldrá a bolsa, y dada la buena relación de trabajo actual entre SUSE y openSUSE es probable que sea más fácil tener este tipo de discusiones ahora que en el futuro, cuando lo tenga que hacer alguien que compre SUSE e instale una nueva administración que no valore a openSUSE de la misma manera que lo hace la administración actual», señala Lees. Lo cual evidencia que la recuperada independencia de SUSE no sería tal y como se vendió en su momento. Es decir, sí, SUSE puede volver a dirigir sus operaciones con total libertad, pero sigue perteneciendo a un tercero cuyos intereses pueden cambiar con el tiempo.
«La relación actual entre SUSE y openSUSE es única y especial, y veo que estas discusiones mejoran eso y no necesariamente siguen la dirección de nadie», comenta Brown, quien según LWN intenta evitar que openSUSE se sitúe en una posición similar a la de Fedora con respecto a Red Hat, convirtiéndose en «una distribución comunitaria con un grado limitado de autonomía». Para entenderlo mejor, una respuesta que en las últimas horas ha dado Brown en Reddit: «Desde 2013, las contribuciones de SUSE a openSUSE no han excedido de aproximadamente el 33% de la actividad en el código base de openSUSE. Las contribuciones de SUSE han aumentado continuamente, pero la actividad de las comunidades que no pertenecen a SUSE ha alcanzado o superado en promedio ese aumento».
O sea, dejando a un lado el soporte económico y de infraestructura que proporciona SUSE, que sigue siendo crítico para openSUSE -de ahí la búsqueda de mayor independencia para gestionar sus recursos-, las aportaciones técnicas de la comunidad son cada vez más importantes, con lo cual el objetivo marcado se antoja el camino a seguir. «El código base de openSUSEs ahora es 5 veces más grande que SUSE Linux Enterprise», dice Brown.
Más allá de lo expuesto, no obstante, no parece que se haya contado todo lo que está sucediendo entre bambalinas, como por otra parte es normal. Es comprensible que en openSUSE quieran asegurar la viabilidad del proyecto facilitando las vías de contribución a quienes no están dispuestos a regalar nada a una empresa; SUSE y openSUSE como denominación comercial se asemejan mucho y pueden llevar a confusión y cambiar el nombre –excluyendo la palabra SUSE– y el logo -conservando el camaleón, pero con otro diseño– es comprensible… Pero por lo que dicen los responsables de openSUSE y cómo lo dicen, este alejamiento huele a algo más.
«Lamentablemente, ha habido ocasiones en las que he trabajado en Kubic y SUSE me ha pedido que diga cosas públicamente y actúe de una manera que siento que habría comprometido no solo los mejores intereses de SUSE y openSUSE, sino también mi responsabilidad personal de actuar siempre de una manera veraz al interactuar con otros colaboradores de openSUSE y nuestros upstreams. No voy a airear la ropa sucia en detalle aquí, pero no hace falta decir que mi fe en la capacidad de SUSE para hacer siempre lo correcto ha cambiado» cuenta Brown, dando a entender que ha habido presiones de la compañía para… No está claro, pero suena mal y cuando lo dice no solo el presidente de la junta de directiva de openSUSE, sino un empleado de SUSE, suena peor.
Con todo, Brown concluye quitándole hierro al asunto y asegura que «no hay presiones desde ningún lado sobre esto«, sino que se trata de impulsar el «crecimiento orgánico» del proyecto. Así, lo mismo vemos dentro de poco un openSUSE completamente renovado… o no. Las cosas, sin duda, se están moviendo.
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