Manjaro ha firmado recientemente un acuerdo de asociación con SoftMaker, empresa desarrolladora de las suites ofimáticas FreeOffice y SoftMaker Office, para incluir la primera (la edición gratuita) por defecto en la próxima versión de la distro como reemplazo de LibreOffice. Sin embargo, según cuentan en Forbes, cuando el acuerdo fue anunciado llovieron las críticas debido a que las soluciones de SoftMaker son privativas, a pesar de ofrecer un buen soporte para GNU/Linux. A esto se suma la imposibilidad de guardar documentos en formato ODF en la versión gratuita, lo que deriva en una rotura con la compatibilidad de los documentos generados con LibreOffice.
Tras recibir muchas críticas por la decisión de establecer a FreeOffice como suite ofimática predeterminada, la comunidad de Manjaro decidió rectificar implementando una solución para satisfacer tanto a sus usuarios de siempre como a su reciente socio, la cual se basa en la posibilidad de elegir entre FreeOffice y LibreOffice en la instalación del sistema operativo. A esto se suma el anuncio por parte de SoftMaker de soportar ODT, DOC, XLS y PPT en FreeOffice, evitando así al menos parte de la rotura de la compatibilidad que podría provocar un cambio de LibreOffice a su suite gratuita.
We are currently working on a new module to select the OfficeSuite you may want to install on Manjaro 18.1. @softmaker_com @libreoffice pic.twitter.com/wdKdyxb5S9
— Manjaro Linux (@ManjaroLinux) 3 de agosto de 2019
We have already agreed to add these features (save to DOC, XLS, PPT, ODT) to FreeOffice.
— SoftMaker (@softmaker_com) 3 de agosto de 2019
Así que los usuarios no tienen nada que temer, ya que Manjaro 18.1 permitirá utilizar LibreOffice sin impedimentos. Además, también será añadido fpakman, una aplicación interfaz para instalar fácilmente aplicaciones en formato Snap y Flatpak.
Si bien es cierto que a la comunidad de Manjaro le ha faltado algo de tacto a la hora de tratar este tema, lo cierto es que mantener algo tan complejo como un sistema operativo no es sencillo, más cuando además mantienes diversas herramientas propias para facilitar la administración de forma gráfica, cosa que es el caso de esta distribución.
La situación de muchas distribuciones comunitarias es bastante delicada. Basta con ver lo que Ubuntu, la más conocida, recauda a través de donaciones: cantidades realmente miserables, lo que fuerza a buscar financiación a través de otras vías, principalmente patrocinios.
Nos guste o no, proyectos de cierta envergadura como el que nos ocupa necesitan de socios que les aporte el dinero necesario para mantenerse vivos, más sabiendo que en la inmensa mayoría de los casos lo que reciben a través de donaciones no les da ni para cubrir los gatos comunes.